Avance

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Calix

Mi respiración se agitó cuando me levante, el sudor corría por mi cuello y mis manos apretaban la sabana, Lance un suspiro al aire.

Mamá.

Me atormentaba, me aterraban los recuerdo del fatídico día en el que la vi caminar al mar hundiéndose, pensé que tal vez querría nadar, pero no salió.

Las busque como un desquiciado cuando pasaron 5 minutos y no salía del mar y lo último que puedo recordar es mi ropa húmeda y el sonido de las sirenas de la ambulancia, ah... Y las preguntas insesables de los paramédicos, apenas tenía unos cuatro años no sabía a que responder.

Solo sabía que mamá no regresaria.

Y la odie por mucho tiempo por dejarme solo y no llevarme con ella, tal vez las cosas hubieran sido más fáciles así aunque debía admitir que Lea me había hecho sentir la calidez de una madre y me desesperaba no poder verla como tal, porque se que se esforzaba por hacerme feliz.

Me levante, abrí la puerta encontrándome con los ojos de Jennel, sus presiosos ojos cubiertos por una espeza hilera de pestañas me miraban algo somnolientos, la mire con curiosidad.

- Te escuché- susurro y sus voz se escuchaba ronca debido a que había estado durmiendo.

Estaba mal, estaba en conflicto porque no podía sentirme atraído por Jenn, sus labios, sus pecas y su rostro tan infantil, me debía de sentir culpable, sabía que no teníamos ningún lazo sanguíneo, pero una parte de mí no podía dejar de verla como una niñata mimada, presumida y engreída.

Jen, Jen, Jen...

No podía sacarme ese nombre de la cabeza, lo repetía cada segundo desde el momento en el que la vi por primera vez en el hospital con su rostro arrugado y cubierta con una manta rosa, ahora tenía unos quince años y su apego hacia mi me dificultaba el desprenderme de aquel sentimiento.

- Ve a dormir de nuevo.

- Estoy tratando de ayudarte.

- No es necesario.

- Cali...

Atrape sus labios con los míos mientras pasaba mis manos por su cuerpo lentamente delineando su figura esbelta, sus senos cubiertos por la fina tela de la camisa, sentí como sus pezones se endurecieron bajo mi tacto y como su piel se erizó.

Agarre su cabello entre mis manos y tire de el sin lastimarla de más, los ojos de Jen parecían lanzarme una mirada casi suplicante.

- Dije que fueras a dormir, Jennel.

Jennel se separó de mí sorprendida, sus mejillas tomaron rápidamente un color rojo.

- Tienes razón, no necesitabas mi ayuda, me voy a dormir.

Habló con rapidez y más tarde oí la puerta de su habitación cerrarse.

Jennel, Jennel.

- ¿Entonces se besaron?

Aleyxandra era la única que sabía sobre esto.

Habíamos venido a visitar a la abuela por acción de gracias, llevábamos una semana aquí y por desgracia Aleyxandra lo noto de inmediato.

- Sí.

- ¿Y por qué la preocupación, Cuore mio?

- Porque es mi hermana.

- No, no lo es, no es tu hermana, y lo sabes.

Sentía que corrompería a Jennel después de todo apenas tenía quince, era una chiquilla, ni siquiera sabía que era el mundo, aún hablaba de la vida como si fuera fácil.

Igualmente, esperaba que este capricho fuera eso un capricho.

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