CAPÍTULO 07

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El ser humano es condenado a sentir deseo, lo quieras o no

Habían pasado meses, sus amigos se casaron y estaban ocupados con la mudanza de éstos. Seguían en lo mismo, seguían siendo amigos con derechos. Algunos estaban afuera descargando las otras cosas del camión de mudanza. Otros como Kory y Dick estaban adentro dejando algunas cajas dentro de la casa. Los recién casados hablaban con los de la mudanza, los morenos cocinaban distraídos. La pelirroja miró de reojo al chico y éste hizo lo mismo con ella.

Ambos se dieron media vuelta. Ella estaba parada dejando una de las cajas y él estaba sentado en el suelo. Se levantó y se acercó lentamente a ella. La tomó de la cintura y acercó un poco sus labios a los de ella.

—No deberíamos —dijo él acomodando un mechón pelirrojo de ésta detrás de su oreja.

—No —respondió de la misma manera. Despacio se fueron acercando más el uno al otro. Unieron sus labios en un beso lento, poco a poco comenzaron a despojarse de sus prendas tirándolas a un lado. Estaban en lo que sería la sala de estar de sus amigos recién casados. Ocultos detrás de muchas cajas.

—No deberíamos estar haciendo esto —repitió.

—No.

Comenzaron a hacer lo suyo mientras los otros seguían en lo que fuera que estuviesen haciendo. Besó el cuello de la chica con intensidad. Volvieron a repetir aquellas palabras, y así se les fueron esos minutos. Pero los demás los comenzaron a buscar para comer, pero no los encontraban por ningún lugar de la casa.

— ¿Kory? ¿Dick? ¡Chicos, vamos salgan! ¿Holaaaaaaaaaaa? —era la voz de Garfield buscándolos—. Bueno, más para mí —dijo para llevarse un bocado a la boca, pero fue interrumpido por su esposa dándole un manotazo.

—No hasta que los chicos vengan —le regañó e hizo cara de pato—. Vamos a buscarlos.

La pelirroja se vestía junto a al pelinegro, no es que hayan escuchado los gritos, solo que no querían que los sorprendiesen sin ropa. Se quedaron sentados, Dick le extendió una goma de mascar y ella la aceptó gustosa. Se recostó de la pared y ella a su lado posando sus piernas sobre las de él. Comenzaron a charlar un poco, entre la montaña de cajas.

Los demás, que los buscaban comenzaron a escuchar sus voces y a buscarlos. Hasta que por fin los encontraron, charlando. Rachel; la azabache, frunció el ceño al verlos tan a gusto hablando.

— ¡Los estábamos buscando! —Alzó la voz la morena llamando la atención de los amigos—. La comida está lista y tenemos hambre.

—Que delicada —se burló Dick levantándose junto a la pelirroja.

— ¿Qué estaban haciendo ahí escondidos? —preguntó el moreno.

—Hablábamos, ¿qué no era obvio? —pregunta el pelinegro sentándose a la mesa junto a los demás.

—Podían hablar sin necesidad de esconderse —dijo la morena lazando las cejas pícara.

—Es que era un tema personal —le dijo Kory.

— ¿Cómo cuál? —y es así damas y caballeros, como se puede descubrir un mentiroso. Pero, ¡hey! no se adelanten a los hechos.

—Le contaba a Kory el buen video por… —interrumpieron al pelinegro.

— ¡Ya entendimos! Hablaban en privado —le interrumpió Rachel evitando que terminara la oración. Comenzaron a comer tranquilos.

—Yo quiero saber cómo era —susurró Garfield y el pelinegro sonríe—. Envíame el link —le dijo a su amigo y su esposa frunció el ceño.

—Claro.

°*• ღ •*°

¡Ah! ¡Dick! —gemía la chica.

Estaban en el departamento del muchacho, ella pasó la noche ahí, después de todo, aun no quería volver a su departamento. Le agarró del trasero a la chica guiándola de arriba hacia abajo. Ésta seguía gimiendo fuertemente. No escucharon la puerta del departamento abrirse. El recién llegado escuchó los gemidos y frunció el ceño.

La pareja de amigos seguía en lo suyo, sin escuchar nada alrededor. Después de llegar a un orgasmo, la chica se tumbó en la cama. Él solo se levantó con intención de ir a tomar agua. Salió así como si nada, confiado de que no había más nadie afuera del departamento. Vaya equivocación.

— ¡Richard Jhon Grayson! —gritó la castaña. Su madrastra Selina. Éste se cubrió por instinto con uno de los cojines. La rubia de su hermana Stephanie tenía el ceño fruncido y un rostro de sorpresa. Sus hermanos Tim y Damián se aguantaban una carcajada. Su padre Bruce solo estaba serio observándolo.

Esa familia es muy conocida en todas partes, además de por sus riquezas, por las obras de caridad que han hecho a los orfanatos, de donde adoptaron a todos sus hijos, para criarlos entre lujos y mimos.

— ¡¿Qué hacen aquí?! —Preguntó con cara de horror—. ¡¿Cómo entraron?!

—Por la puerta —respondió Damián en su tono sarcástico de siempre. Ganas de golpearlo no le faltaban a Dick.

—Tenemos llave —dijo su hermana Stephanie mostrando el llavero. El pelinegro volvió a su habitación con el motivo de vestirse. La pelirroja en su cama lo miraba con confusión.

—Vístete si sales de la habitación, por favor —le suplicó antes de salir apresurado. Todos observaban con minuciosidad el departamento de él, no es que no hayan estado ahí antes, solo que les encantaba encontrar algún defecto. Es algo en lo que se parecen a Selina, su madre.

— ¿Quién está en tu habitación? —preguntó su madre. Todos habían escuchado los gemidos con anterioridad. Su hermana articuló un “Uhhhh” junto a los demás varones. La pregunta lo tomó desprevenido.

—Ah, no te preocupes —dijo en un intento de restarle importancia a la pregunta.

—Quiero saber —insistió la castaña.

—Es una amiga, y no está en mi habitación. Se queda en el de huéspedes.

— ¿Tiene sexo en tu casa? —enarcó una ceja y él trataba de buscar la excusa perfecta para decirle a su madre, hasta que no le quedó de otra que responder y que se le ocurriera algo mientras hablaba.

— ¡No! Eso… era un video. Sí, un video que estaba viendo. Ella está en la habitación de huéspedes… hablando con su amiga por teléfono —se excusó el chico.

— ¿Quisieras presentárnosla?

AMIGOS CON DERECHOS | ROBSTAR.Where stories live. Discover now