5 | Privilegio

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—Pásame la revista que está ahí.— señalé el comedor.

—Convence a tu amiga.

Ari le dio una mirada asesina a mi hermano, el solo sonrió.

—Convéncela tú, y pásame la revista.— le repetí.

Hoy, viernes a las diez de la noche me encontraba comenzando lo que sería mi proyecto final.
Tenía que entregar el primer avance a más tardar a las 23:59. Difícil, lo sé.

El primer paso era elaborar un modboard en el que plasmara los estilos, herramientas, colores y todo lo que utilizaría como inspiración para mi proyecto.

Prácticamente era un enorme collage que resumía todo lo que sería el resultado final.

Estudiar diseño de modas era lo que siempre había querido, terminaría mi primer año y estaba muy contenta.
Lo estaría aún más si no fuera por dos personas que insistían en no cooperar.

Emiliano y Ari siempre se han visto como hermanos, estábamos acostumbrados a convivir los tres y había mucha confianza entre nosotros.

—¿Porqué no quieres ir, Gabriela?.— espetó mi hermano con esa sonrisa de burla que tanto era común verle.

El sabía que mi amiga odiaba su segundo nombre.

—Ni en broma me dejarían ir hasta Monterrey a un partido.

—Entonces ven a la fiesta del próximo sábado, es en la Ciudad.— siguió mi hermano.

Ariana torció la boca—Si va Camila, yo voy.— abrí los ojos cuando escuché mi nombre.

—No pienso ir de nuevo a una fiesta suya.

—¡Cami!— gritaron los dos al unísono.

—Anda ven, estarán todos los del equipo.

—¿Y eso que?.— dije mientras pegaba un recorte de flor en el enorme pliego de papel.
Obviamente lo hacía para evadir el comentario de mi hermano.

La sala se quedó en silencio y me vi forzada a alzar la mirada. Ambos se veían y era evidente que estaban aguantándose la risa.

Estallaron en carcajadas.

—Por Dios Camila, sabes bien de quién habla.- hizo énfasis en la palabra "quién".

Rodeé los ojos y seguí con mi trabajo.- tu que eres eh, ¿mi amiga o cupído?.- dije sarcástica y bajando el volumen.

—Ambas cosas.- dijo.

El semblante de mi hermano cambió, pareció quedar fuera de la plática sin entender nada. Por suerte.

—Bueno que más da, ¿vienes?—esta vez fue Ari la que habló.

—No me hagas esto...—la miré rogando su misericordia.

—Por favor.—hizo un puchero.

No tuve otra opción más que aceptar.
Muy en el fondo sabía que quería estar en esa fiesta, siempre que estuviera cerca de Sebastián.

—Eso hermanita.—se acercó a mi y revolvió mi cabello.—voy a avisarle a Santi.

Abrió la puerta principal y se fue, seguramente iría al jardín para hablar por teléfono.

—Me debes una, y muy grande.—le dije a mi amiga una vez que estábamos solas.

—No tan grande, sabes que buscabas un pretexto para ir a esa fiesta.—se sentó en el piso a mi lado.—podrás sonsacar a tu hermano, pero a mi no.

Primera división | Sebastián CórdovaWhere stories live. Discover now