CAPÍTULO 50

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Como el sonido de chispas brillantes destellaron en mi oído al escuchar la noticia de los labios del doctor. No quiero creer lo que mis oídos escuchan, no quiero procesar ninguna información, solo quiero que cada una de las palabras que estoy escuchando sean mentiras, quiero que sean palabras sin sentido.

La conmoción del lugar, los gritos y los sollozos se mezclaron, dejándome aturdido.

¡No! ... dígame que es mentira

¡No!

Las palabras desgarradoras y suplicantes de mi madre se escuchaban tan lejanos, como ecos en mi cabeza y en mi corazón.

¡War! ¡Niño ... reacciona!

Otros gritos seguidos de más sollozos se pudieron escuchar a lo lejos. Aún me encontraba perplejo, tratando de reaccionar y al darme cuenta, pude apreciar el caos a mi alrededor. War yacía tendido en los brazos de mi padre y varias enfermeras corrían por el pasillo, para auxiliarlo. Mi madre lloraba desesperadamente en una esquina, recostaba sobre la pared, con las manos temblorosas y la mirada perdida.

¡No era cierto!, no podía ser cierto!

La realidad estaba justo ante mis ojos. Corrí en dirección de mi madre y la abracé con dolor, aun no quería creerlo. Me reusaba a hacerlo.

- ¿Plan, que vamos a hacer? – cariño, no puede ser cierto. – se negó a creerlo, moviendo la cabeza con desesperación.

No pude articular ni una sola palabra, me limite a abrazarla con todas mis fuerzas intentando consolar su dolor.

Mi padre desapareció junto a las enfermeras y media hora después regresó con War caminando al lado suyo. Tenía la mirada perdida, llorosos...se veía tan lamentable. ¿Por qué su vida estaba llena de sufrimiento e infelicidad?

Cuando llegaron hasta ellos, War se mantuvo en silencio. No se movió hasta ver el cuerpo frio de su hermana. Sus padres derramaron lagrimas al verla tendida, con los ojos cerrados, son el rostro sereno, angelical, pero sin color. SIN VIDA.

¡Mi niña!

¡No! ... mi bebé!!!

No quise llorar, no debía hacerlo. Si alguien debía ser fuerte en este momento era YO. Debía olvidar todo mi dolor, debía dejar de lado mis sentimientos, ahora solo podía pensar en mi hermana y el sufrimiento de mis padres. Al parecer no era solo yo quien trataba de reprimir el dolor y sufrimiento; War se mantenía aun de pie en la puerta, veía la camilla con ojos oscuros, con una profundidad indescriptible.

¿Estaba siendo fuerte? ¿Cuánto podría soportar?

No tardo ni un segundo en darme una respuesta.

Observe como camino lentamente hasta la camilla, se arrodillo al lado de esta y tomando una de las manos de mi hermana, la llevo hasta su mejilla y cerró los ojos. Cuando volvió a abrirlos, varias lagrimas cayeron por sus mejillas, su respiración fue lenta, luego entrecortada y al final se escucharon algunos pequeños sollozos.

*Horas antes*

Una llamada telefónica, interrumpió el silencio de la gran mansión de los Kijworaluk. Los señores de la mansión, escucharon detenidamente al doctor a cargo de Prim.

- Tenemos un donante – necesitamos que vengan al hospital.

Prim sonrió con mucha felicidad al enterarse de la noticia.

Por fin podría recuperar la visión ...

Por fin vería a sus padres, a su hermano, a Mean y sobre todo a su amado.

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