Capítulo 44

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Harry y Hermione buscaron a Ron, pero no se encontraba en ninguna parte. Lo había llamado Luna después de su clase de Herbología y no lo habían visto desde entonces. Harry tuvo la fugaz idea de que tal vez habían hablado de sus sentimientos mutuos y se estaban besando a escondidas en alguna parte. Neville mencionó haberlo visto hablando con Luna mientras se dirigía hacia la oficina de McGonagall, pero no había visto desde entonces. La razón de su desaparición se hizo evidente lo que sucedía y Harry, por su parte, estaba eufórico. Eso haría considerablemente feliz a Ron.

—¡Harry! ¡HARRY! —gritó Ron mientras bajaba las escaleras después de que él y Hermione lo hubieran hecho de camino a la cena. —Nunca vas a adivinar lo que pasó. ¡No puedo creerlo!

—¿Qué? ¿Qué pasó? —preguntó Harry.

—Bueno, Luna me envió un mensaje para que la viera en los jardines después de mi lección —dijo Ron, jadeando. —De todos modos, fui allí y adivina qué. No te molestes, nunca lo harás. Bueno, Luna me llamó para pedirme que saliera otra vez con ella... espera ... —Ron estaba tan embelesado que sus palabras salían demasiado rápido. —Le dije que sí, una cosa llevó a la otra y la besé. ¡No es asombroso!

—¡Guau! —Harry dijo asombrado, pero también satisfecho de que al fin Ron tuviera el suficiente valor de acercarse a Luna —¡Bien hecho, amigo! ¡Eso es fantástico!

—¿No es así? —sonrió Ron. —Aunque tuve que hacer un sacrificio.

—¿De Verdad? —preguntó Hermione. —¿Cómo qué? ¿Te ha prohibido mirar a otras chicas?

—No —dijo Ron sonando ligeramente ofendido. —Ella me pidió que no mostremos afecto en público y no le cuente a nadie más que a ustedes dos. ¿Qué les parece?

—Increíble, me alegro por ti y por Luna —Hermione le dio una palmadita en la espalda.

Los tres pasaron toda la tarde ablando de cosas triviales. En ese momento todo parecía tan tranquilo, se sentían como jóvenes normales, no pesaba Voldemort y nadie recodaba la guerra que se avecinaba. Lo único que sobresalía era Harry siendo el capitán de Quidditch en Gryffindor, Hermione siendo Head Girl de Gryffindor y Ron Head Boy. Harry con la repentina sensación de suficiencia que solo había sentido con los Weasley deseó que algún día las cosas mejoraran un poco y la guerra no existiera. Su esperanza creció de la mano de Hermione a su lado y Ron.

Harry calculó que la cena de esa noche tendría un sabor más dulce que nunca.

Fue con un grado aceptable de temor que se acercó a Harry por la mañana. Después de todo, tenía una clase como maestro reconocido. Dumbledore lo había llevado a un lado en la cena, la noche anterior para decirle que, aunque Dumbledore tenía muchos compromisos, estaba tomando la clase con Harry para avanzar en su búsqueda, sería su asistente para la lección del día. Harry no estaba tremendamente interesado en esta idea, pero necesitaba derrotar a Voldemort y ese parecía el único camino. Cada vez que pensaba en ello, se imaginaba a sí mismo como un asistente de mago y esperaba sinceramente que Dumbledore no lo hiciera usar ropa brillante frente a sus compañeros de clase.

Una vez que terminó el desayuno, Harry, Ron y Hermione se dirigieron a Transfiguración. Harry deliberadamente se aseguró de que él y Hermione estuvieran demasiado cercanos, y a Ron, la situación parecía hacerlo mucho más feliz que antes de estar con Luna. Hablaba y hablaba de lo bonita y adorable que era Luna, hablaba muy rápido sobre cómo Ginny lo ayudaría a pasar sus mensajes entre clases. Harry se desvió hacia el Quidditch, se preguntó si él era tan insistente cuando tendía a hablar de Hermione. Ron dijo que entrenaría para ser el mejor Guardián que Hogwarts había visto y Harry estuvo de acuerdo con tal emoción. Curiosamente, Ron invitó a Luna para verlo entrenar, seguramente era la principal motivación del pelirrojo.

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