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No avía vuelto a ver a esos jóvenes, entre ir a visitar a los Clanes y cumplir con sus tareas no había vuelto a ir a esos bosques

Se había enterado de que uno de ellos había masacrado a uno de los pueblos de Trikru, también que habían quemado a más de mil hombres

No estuvo metida en el tema ya que al estar en shallow valley por una semana, como era acordado al irse intercambiando entre los clanes, no tenía tiempo de ir a investigar

Estaba sobre su caballo montando hacía Azgeda, esta semana les tocaba a ellos ser visitados por Rhaenys

Hiba acompañada por algunas personas del otro clan, otra costumbre que tenían, cada vez que tenía que viajar a otro lugar y cruzar fronteras varios hombres la acompañaban y la llevaban a el lugae donde empiezan otras tierras

De pronto empezó a hacer mucho frío, señal de que estaban llegando a Azgeda, en algunos lugares habían copos de nieve, siguieron el camino pero el capo hasta que unos hombres con la cara pintada de blanco los detuvieron, al darse cuenta de que se trataba de la Reina de los Clanes bajaron de sus caballos y se inclinaron

Pudo ver a Teo, su pareja, o en lo que se podía decir, no tenían un título definido, no lo necesitaban

Ellos solo se amaban y con eso bastaba

— hola caballeros— saludo a los de pintura blanca, se volteo había los de Shallow valley y les sonrío — gracias por su amabilidad y atención, regresen a casa, seguro tienen cosas más importantes que hacer, nos vemos en algunas semanas— levantó la mano en forma de despedida, así los soldados se fueron de nuevo a su hogar —¿Nos vamos, señores?

Comenzaron a avanzar, sintió como un caballo se acercaba a ella, este tenía pinturas blancas en la cabeza y en todo el cuerpo, su jinete no era nada más y nada menos que Teo, le sonrío y saludo

— hola, Teo — el le sonrio y asintió en saludo

— oí lo que está pasando con esas personas del cielo, lo siento por lo de la masacre y por los hombres que quemaron— lamento todo lo que estuvo pasando en este tiempo

— bueno, estamos en guerra, era obvio que algo iba a pasar, — Teo asintió de acuerdo— la verdad, no me gusta estar en guerra, mis padres y mis hermanos murieron en una, me traen malos recuerdos—acaricio la cabeza de su yegua

— la vida es una guerra querida mía—el le coloco un mechón de cabello platinada por detrás de la oreja

— me siento como una vieja cuando me llamas así— ambos soltaron una risa, siguieron por el camino hacia Azgeda en silencio, al llegar había muchas personas esperándola, le sonrio a todos y bajo de su caballo, unos niños se le acercaron y le dieron unas rosas blancas — son hermosas, muchas gracias— ellos se fueron corriendo con una sonrisa en su rostro

Pudo ver a Echo entre la multitud, le regaló una media sonrisa, está asintió con la cabeza en forma de respeto y luego se fue, siguió saludando gente y viendo los comercios, las personas se empezaron a correr para que de entre todos salga la Reina de la Nación del Hielo

— veo que volviste, ya sabes cuál es tu habitación, has lo que quieras, solo no me molestes — pidió Nia colocándose frente a Rhaenys

— siempre tan amable,— hablo sarcásticamente— tranquila no te molesto a menos que se necesario— la mayor asintió y se fue sin decir nada, Teo se le acercó y agarró su mano— que amorosa que es tu madre, me empalaga— irónizo, el hombre río y hablo

— vamos, te llevo a tu habitación— Rhaenys le lanzó una mirada coqueta —¡Oh, cállate!

Entre risas entraron a la edificación, allí caminaron por los pasillos hasta llegar a una puerta de madera, asentó había una cama y los elementos básicos que una habitación tiene que tener

KÖNIGIN | the 100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora