¿Estás bien?

tres.

Escribo la parte tres de esto, a las 03:13 de la madrugada, un 12 de junio de 2021. Estoy cansada y me gustaría dormir, pero no quiero hacerlo. No quiero dormirme y tener que despertarme de nuevo a empezar otro día. Quiero estar siempre así, en mí cama, de noche, con la única compañía de la música o de mis pensamientos y lecturas. No quiero levantarme. ¿Para qué lo haría? ¿Para volver a repetir esa misma rutina una y otra vez, todos los días igual? Me perturba eso. Me da miedo la rutina. Me da miedo vivir si es para no hacer nada. Con mi edad no puedo hacer mucho tampoco, pero lo único que hago en todo el día es estar con el celular, leer, escuchar musica y hacer tarea. Hablo con amigues pero a veces ni elles reconfortan. Intento hablar pero a veces las palabras no salen. O salen, trabadas. O salen, pero confundidas con otras. Y esas cosas son de las mayores humillaciones que puedo pasar, al menos para mí. Me molesta cuando la gente no habla bien, cuando no saben leer de corrido, cuando les cuesta mucho tiempo poder expresar o leer un párrafo cortísimo, pienso en como puede ser que, con la edad que se tiene, no sea capaz de hacer algo tan simple como leer. Ya sé, está mal, y es juzgar sin conocer, pero es inevitable. Quizás es por esa molestia, o porque desde que tengo memoria me destaco en esto y no hay otra cosa en la que sea buena, que a mí me altera tanto confundirme. Me altera no poder expresarme bien, no poder seguir lo que estaba diciendo porque de la nada mí cabeza se hace una laguna. Y por eso prefiero hacer silencio. Me quedo callada por miedo a equivocarme cuando yo sé que estoy en lo correcto, pero no quiero arriesgarme a parecer estúpida. Entonces no hablo, no hablo y me guardo las cosas, las minimizo. Las saco por otro lado, de maneras diferentes a las convencionales (haciendo esto, por ejemplo).

Estoy muerta del sueño pero no quiero dormir porque no quiero que empiece un nuevo día.