Epílogo

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Donghyuck esperó pacientemente a que la clase acabara, miraba su celular para distraer las ganas de entrar a la habitación, sus pies querían saltar por la emoción contenida, sin embargo, vistiendo un traje y sosteniendo un maletín debía aparentar ser un adulto serio y responsable.

Alejó la espalda de la pared al sentir la puerta abrirse, un sonoro coro de jóvenes sin energía diciendo "¡Gracias, hyung!" se dejó escuchar, inmediatamente seguido de un respetuoso "buenas tardes, señor Lee" que casi hizo llorar al moreno.

Adentro, Jeno se secaba el sudor con una toalla, pero al reconocer las pisadas de su pareja se giró a verlo, una linda sonrisa iluminó su rostro, el agotamiento dejó su cuerpo rápidamente.

—Hola, bonito —saludó con ojos brillantes—. ¿Qué tal tu día?

El hombre se acercó con pasos elegantes, dejó el maletín apoyado en el gran espejo y le ofreció una botella con agua que había comprado antes de ir a verlo.

—Estaba pensando —comentó Hyuck, un poco distraído por las gotas de agua y sudor mezcladas que caían por el cuello de su novio— que cuando reciba el bonus por mi ascenso, deberíamos tener unas vacaciones fuera del país. Esta empresa ya succionó toda mi creatividad, necesito un respiro.

Jeno terminó de tragarse toda el agua antes de soltar un sonidito pensativo.

—¿Cuándo sería eso? —Cuestionó—. Acompañaré a los niños en las promociones, así que... ¿Septiembre?

—Síp —asintió con una gran sonrisa—. Septiembre es perfecto. Será perfecto.

Jeno no pudo evitar estirar la boca en una mueca, la voz en su cabeza estaba gritándole en pánico, tal vez tendría que mover un poco sus planes.

—Sería una luna de miel adelantada —balbuceó en voz baja.

El mayor se quedó hecho piedra en cuanto escuchó los pensamientos salírsele de la boca. Levantó la cabeza, buscando a su pareja, esperando que hubiese estado lo suficientemente distraído para no prestarle atención a sus susurros, pero él lo miraba con la boca en un círculo y los ojos aguados.

—¿Luna de miel? —Repitió con la voz extremadamente aguda. A Jeno se le enrojecieron las orejas en respuesta—. Pero no has puesto ningún anillo en mi dedo, cariño. Tienes uno, ¿verdad? Quiero verlo.

—No hay anillo —negó con seriedad, dándose la vuelta—. No sé de qué hablas.

—Si tú dices...

Donghyuck se quedó un par de pasos atrás mientras se dirigían a su auto, iba saltando, la sonrisa en su boca reemplazaba sin problema el sol que acababa de ocultarse, sus manos picaban por lanzarse sobre Jeno y revisarlo de pies a cabeza en caso de que tuviera la sortija con la que se propondría en los bolsillos.

—Jen... —le habló en medio de la autopista—. Tienes que mostrármelo, ¿qué harás si no me gusta?

—Irás a elegirlo, te gustará —respondió sin girarse a verlo.

Hyuck conocía cada expresión de Jeno, podía decir con total seguridad cuando mentía, él definitivamente tenía algo listo. No entendía por qué estaba siendo tan cuidadoso ahora que había soltado el secreto, solo tenía que poner el estúpido anillo en su dedo.

El chico no insistió más con el asunto por el resto del viaje ni al llegar a casa, Jeno esperó que el asunto hubiese quedado olvidado para poder seguir su vida normalmente como si nunca se le hubiese escapado tan importante detalle.

Esa noche, era el turno de cocinar del menor. Estaba siendo un poco torpe, su cabeza no estaba en la comida, si no en los planes para su boda, se preguntaba si Jeno había elegido alguno de los anillos que le había mostrado los últimos meses, seguramente no porque eran muy caros, pero podía soñar, quería una boda con temática de cuento de hadas, Jeno había estado de acuerdo cuando se lo mencionó.

Haechan | NohyuckWhere stories live. Discover now