Lo Que Oculta La Noche | IruAzz || EDITANDO

Capitulo 4

Para Alice era una tortura no poder estar con aquel chico de ojos azules, tan intensos y profundos como el mar, sabia que aquel chico era aquella persona que estaría con él por el resto de su vida, pero él pequeño ojiazul no lo sabia. 

La primera vez que lo había visto fue cuando este tenia 13 años, lo vio cerca de un parque, el cual frecuentaba cuando tenia tiempo y cuando su madre no estaba cerca de él, hostigándolo con que debería conocer a cierta hija de una amiga. 

Sin embargo él no quería eso, él ya había conocido a quien seria su pareja por el resto de su vida. 

—"No puedes estar con él Alice, aquel chico no es de nuestro mundo, no podrá aguantar mucho tiempo aquí antes de morir" — Alice sabía que su madre tenia algo de razón pero él se negaba a que no hubiera otra opción para poder estar con el chico que el destino había escogido para él.

—"Me niego a alejarme de él, a no poder verlo y estar con él" — su madre lo veía con ojos tristes pues sabia de sobra que su hijo no daría su brazo a torcer hasta no estar con aquel chico.

—"Escucha Alice, él es un humano y no puede vivir aquí, no aguantara, desconozco si hay alguna forma en la que puedas estar con él sin hacerte daño o hacerle daño a él, piensa antes de actuar pues puede que por querer tenerlo junto a ti, lo salgas lastimando" — con ello en mente su madre se fue del lugar sin voltear a verlo, pues sabia de sobra que su hijo haría lo que él creía correcto.

—¿Qué puedo hacer? — aquella pregunta lo atormentaba día y noche, no podía dejar de pensar en alguna opción que no fuera peligrosa para poder estar con el ojiazul.

Después de algún tiempo pensando en las diferentes opciones que él podría tomar para poder estar a lado del ojiazul, se decidió salir al mundo humano y poder verlo aunque sea a lo lejos, al menos eso era lo único que lo consolaba.

Atravesó aquella puerta sin que nadie más del inframundo se diera cuenta y en menos de diez segundos ya se encontraba en el mundo humano, camino entre las sombras para ir en busca de quien él sabia era su pareja, llego hasta su casa y a como pudo se subió a un árbol que había cerca de la ventana del chico y al mirar dentro de la habitación nada, el chico no estaba en su habitación.

—¿Dónde estas? — se pregunto mirando a la habitación vacía.

Ya era demasiado tarde para que aquel chico de naja estatura estuviera por la calle, además de que seria peligroso para él.

Sin pensarlo dos veces y con el temor de que algo pudiera pasarle, salió de aquel lugar para ir a la ciudad en busca de su ojiazul, recorrió las largas y oscuras calles hasta que pareció verlo pasar por un callejón. — ¿Es él? — susurro al mismo tiempo que caminaba en aquella dirección en donde lo vio.

A medida que se acercaba podía sentir su corazón latir de manera rápida, pues sabia que lo veía, aunque el chico no pudiera verlo al menos podría sentirlo.

Se acerco de manera sigilosa a su lado, sin que nadie más que aquel chico ojiazul pudiera notarlo, estando a sus espaldas se acerco a él de manera lenta, sintiendo su aroma. — Eres tú — se dijo así mismo viendo como aquel chico se incomodaba con su presencia.

Vio como se iba del lugar y Alice no dudo en seguirlo hasta su casa, para asegurarse de que este llegase a salvo. Después de un largo camino en taxi pudo notar como el chico por fin había llegado a casa  para después entrar en su habitación — Ya estoy imaginando cosas — escucho como el peli-azul se decía aquellas palabras para después acostarse en su cama. 

Sin embargo Alice no detuvo sus pensamientos — ¿Estas seguro de ello? —  le preguntó de manera mental.

"Haz escuchado aquellos susurros de la media noche, son los míos rogando el tenerte, rogando el poder poseer tu cuerpo y mente, sin embargo, solo queda detener mi sucia mente."