02.

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El pequeño Harry abrió los ojos de forma cansada, había estado durmiendo por la última hora, pero ya no tenía sueño, se sentía recargado de energía y ahora lo único que quería era encontrar a su padre o madre.

Tal vez su madre ya estaría devuelta y le daría muchos abrazos por haberle dejado.

Con ese pensamiento se decidió a escapar.

Si alguien hubiera estado allí presente habría notado la peculiar situación, pero al encontrarse solo en la habitación, nadie vio cómo Harry rodaba sobre su cuerpo para alzarse sobre una de las paredes de su cuna.

Quería salir, había luz y tenía hambre.

El pequeño de más de un año y medio de edad se impulsó sobre sus pequeñas manitas, colocando su estómago contra la parte superior de la barra de madera antes de dejarse caer en lo que sería un gran golpe contra el suelo.

Harry dejó escapar un pequeño gritito, cerrando sus ojitos por la rapidez en la cual giró antes de volver a abrirlos al no haber impactado contra nada.

Se encontraba flotando de cabeza sobre el piso de la habitación.

Seguramente alguien habría tenido un infarto al ver aquella escena, pero para el bebé aquello parecía divertido, por lo que girando sobre si de forma extraña cayó al suelo, sin ningún dolor de por medio.

Soltó una pequeña risita, tocando con sus manos la alfombra de su habitación.

—Papá —murmuró decidido, parándose con un poco de dificultad y comenzando a caminar fuera de la habitación, o al menos intentándolo, ya que la puerta se encontraba cerrada—. ¡Papá! —repitió nuevamente, un pequeño puchero molesto al darse cuenta de que tocar la puerta no hacia que se abriera.

Pero el pequeño Harry era un niño muy listo y con una gran memoria, por lo que no tardó en encontrar la manera de salir de la habitación.

La puerta tenía un pequeño gran orificio, el infante recordaba a un gran perro entrando por ella de vez en cuando para jugar con él.

—¿Nuto? —hizo un mohín, empujando la pequeña puertecita antes de darse cuenta de que podía moverla—. ¡Nuto! —colocó su manitas frente a él, moviendo la puertecita para pasar su cabeza por el lugar, y posteriormente su cuerpo.

Había superado ese obstáculo, sus padres estarían orgullosos de él.

Harry río contento una vez el pasillo estuvo frente a él, quería encontrar a sus padres, pero ninguno se veía cerca.

El pequeño Potter cayó sobre su trasero entonces, girando su cabeza en ambas direcciones sin saber a dónde ir ahora, estaba cansado y tenía hambre, ¿Dónde estaba su papá cuando le necesitaba? ¿Debería llorar para que viniera por él? Eso siempre funcionaba.

—¡Deja de comer el chocolate Sirius! Remus te matará cuando esté aquí y vea que no hay más —Harry alzo la cabeza al escuchar la voz de su padre, sonriendo con sus dientes en crecimiento al tener una idea de a dónde debía dirigirse.

El pequeño bebé volvió a levantarse, dando un par de pasos hasta acercarse a la escalera, donde las voces comenzaban a ser más fuertes.

Harry apretó los labios entonces, ese lugar lucia extraño, nunca solían dejarle cerca de allí. Recordaba vagamente siempre ser cargado y su padre repitiéndole algo acerca de peligro cuando lograba acercarse un poco.

—¿Pa? —parpadeando miró nuevamente hacia abajo, esperando alguna señal de que aquello estaba permitido.

— No seas exagerado James. Solo es mi segunda caja, Remus ni siquiera se dará cuenta —si, esa parecía ser una buena señal.

Side by side.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora