Los 500 dólares mejor gastados de la vida

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25 Junio, 2024

Nuestro vuelo aterrizó en Nueva York a primera hora de la mañana.

Nos quedaríamos un par de semanas después de la boda de Bahir, pero mis abuelos creyeron que lo mejor sería acortar las vacaciones debido al reciente anillo que está en mi dedo.

Cuando llego a la ciudad siento que han pasado años desde que me fui, y lógico, salí siendo una adolescente neoyorquina recién graduada y volví comprometida con alguien de otro continente.

No me arrepiento de nada.

Apenas conocía a Zaid, pero tenía dos cosas claras cuando le pedí a Arya un marido. Después de estabilidad económica, quería una buena vida sexual. Y ni siquiera había dicho "acepto" y él ya me había dado increíbles orgasmos.

No me mentiré a mí misma diciendo que el dinero de Zaid no era atrayente, nunca creí poder aspirar a tener tanto. Ni siquiera conocía a alguien que tuviera esa cantidad de recursos, y por los comentarios de mi abuelo, mi anillo y dote, eran solo la punta del iceberg.

A los ojos de los demás son una linda chica, que sigue todas las normas. El no usar Hiyab estos años no afecta en nada la percepción que tienen de mí, ya que muchas no lo usan antes del matrimonio, sobre todo en el extranjero.

Gano mucho, no lo voy a negar. Zaid sobrepasa mis expectativas, es guapo y sé que me va a complacer muy bien. Solo hay un pequeño detalle que tendré que hacer la vista a un lado... la fidelidad.

En realidad, ni siquiera me molesta el que él me vaya a ser infiel. Si no me entero no pasa nada, pero el día en que yo sepa que esa otra persona es real, y peor, vea como es... Mi autoestima se ira a la mierda.

Me destrozará más el ego que el corazón. El corazón se parcha, levantar el ego cuesta... y yo ya he vivido con el ego herido por una infidelidad... y no es bueno, para ninguno de los involucrados.

Nuevamente me hipnotizo con el anillo en mi dedo, lo giro asustada de mis pensamientos, asustada de una ambición no solo monetaria.

Cuando llego a la cafetería Sam y Javi ya están en una mesa.

— ¿Me extrañaron? —pregunté ignorando sus miradas.

— ¿Es todo lo que dirás? — dijo mi amigo.

— ¿Hola? ¿Cómo están?... Les traje regalos.

Sabía perfectamente porque tenían esas caras, pero estaba intrigada en saber cuánto tiempo Javi se podía mantener callada, y si la vena de la frente de Sam estallaría en algún momento o si lo haría su cabeza completa.

Deje en la mesa dos bolsas con sus nombres, como ofrenda de paz... ofrendas que fueron cruelmente ignoradas.

— No estoy loca si es lo que están pensando... —comencé.

— No solo loca... también estúpida — dijo Sam entre dientes —. ¿A quién se le ocurre que es una buena idea casarse con un desconocido, de otro país... y a los 18?

Me comenzaba a enfadar su tono, como si en verdad creyera que era estúpida y no entendiera todo lo que implicaba la decisión que había tomado.

— ¿Cuál es el problema exactamente? ¿Mi edad o su nacionalidad? Porque nunca te vi como un maldito racista Sam...

— No es eso Kadi — Javi habló por primera vez —, es que está muy lejos. Nos da miedo que algo te pase y no tengas a quien recurrir. No sabes nada de él y...

— Sé más cosas de él, de las que tú sabías de los tipos de Tinder con los que te juntas...

— No es lo mismo —dijo con el descaro de ofenderse.

BarakaWhere stories live. Discover now