☕ ⁞ ❝ Ahí está tu sonrisa, enamorándome deprisa. ❞
Jisung trabaja como mesero en la cafetería Chimmug y allí podrás ver al mismo chico en la mesa del rincón todos los días... Su nombre es Hyunjin y quizás viene por algo más que el café.
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Jisung comenzaba a entrar en pánico. La fila en la que estaba avanzaba demasiado lento y el peligro de ser descubierto aumentaba a cada segundo en aquel lugar. Cubrió su cabeza con la caperuza de su hoodie y sacó su celular en un intento por escapar de la ansiedad que lo atacaba, pero por desgracia esa ansiedad solo fue reemplazada por una nueva al abrir KakoTalk y ver que Hyunjin aún no respondía sus mensajes. Le había lanzado un visto seco en la madrugada y parecía que el chat iba a quedarse así.
Han estaba pensado qué tan vergonzoso sería escribirle un nuevo mensaje insistiendo, pero por fortuna una llamada lo interrumpió antes de cometer esa estupidez.
—Hola, Bokkie —saludó al responder, pero hablando tan bajo como podía.
—Hola, Hanji... Yo... quiero pedirte disculpas. Hoy no podré ir a tu universidad para almorzar juntos. Es que, bueno... Changbin vino hasta aquí de sorpresa para almorzar conmigo y no quiero hacerle el feo.
—No te preocupes, es mucho mejor así. Llevo toda la semana diciéndote que no es necesario que vengas aquí a almorzar conmigo, pero aún así lo has hecho todos los días. Eres un pesado, ¿sabías eso?
—En serio me preocupas, ¿ok? En el estado deplorable en el que te encuentras sé que si no almuerzo contigo ni siquiera vas a almorzar... y si no te llevo de la mano sé que tampoco irás a trabajar a la cafetería —explicó Yongbok, últimamente su tono de voz no era el bromista de siempre. Han guardó silencio un rato, sabía que era verdad.
—Como sea...
—Quiero que vayas a comprar tu almuerzo, ¿de acuerdo?
—Está bien, lo haré —mintió Jisung.
—¿Me lo prometes?
—Sí, lo prometo —volvió a mentir—. Adiós, Yongbok.
—No llegues tarde al trabajo, Hanji —dijo, aunque sabía que su amigo llegaría tarde de todas formas... si es que iba a trabajar.
Jisung colgó y finalmente llegó al final de la eterna fila.
—Un paquete de gomitas, por favor —le pidió al empleado de la caja, quien señaló uno en particular—. No, el de al lado, el colorido.
Pagó su paquete de gomitas y antes de emprender la huida dio un vistazo con mucho cuidado a la peligrosa cafetería en la que se encontraba. Sonrió con tranquilidad al no ver a Jay por ninguna parte y se quitó la capota que cubría su cabeza.
—¡Jisung hyung! —escuchó llamar en algún lugar de la cafetería. Al encontrar la mesa de la que provenía la voz de Heeseung lo vio almorzando junto a dos viejos amigos. Los saludó con la mano y caminó hasta allí con una sonrisa ligera.
—¡Ardillitaa! ¡Ha pasado mucho tiempo! —saludó Hanbin.
—¡Hanbin hyung! ¡Sunghoonie! Que lindo volverlos a ver —saludó Jisung dándole un semi-abrazo a cada uno—. Hola, bellota~ —dijo despeinando su cabello rojizo—. ¿Puedo sentarme?
