Si eres sensible, evita leer este fanfic, contiene escenas +18 y +21.
Escenas con lenguaje inapropiado, uso de sustancias psicoactivas, uso de armas, organizaciones peligrosas, fetiches. Entre otras cosas.
Muchas escenas eróticas, celos, posesivida...
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Holi,les agradecería mucho su voto en mi historia y que recomienden esta obra. <\3 ____________
Hasta siguiente día, nadie había vuelto, no había comido nada, me dolía la cabeza y el estómago.
- Vuelvo a verte, (t/n). - Dice el hombre de cabello blanco, que acababa de entrar en la habitación.
- Desde que llegué aquí, no me han dado de comer. ¡¡Bastardos!!. - espeté molesta.
- Tranquila, muy pronto comerás. Claro si te comportas y obedeces.
- Jodanse, ¿que más quieren de mi?. - continúo- ¿Mi padre no les ha dado el dinero?.
- Lamento decirte que no, él dice que no tiene todo ese dinero y yo digo que debería matarte.
Él se acerca a mi y toma mi cara bruscamente con su mano.
- Así que lamento mucho tener que hacer lo que haré hoy, pero necesitamos motivar a tú papá.
Me quitó las esposas y me tomo del brazo a fuerza para sacarme de la habitación, nunca en mi vida alguien me había tratado tan bruscamente.
Bajamos las escaleras y llegamos a una puerta, estaba cerrada con candado por lo que Manjiro sacó unas llaves de su bolsillo y la abrió.
El olor a sangre vieja y la oscuridad inundaron la habitación.
En las paredes había todo tipo de armas, espadas y elementos de tortura.
En medio de la habitación, había una silla y en frente un trípode con una videocámara.
- ¿Que hago aquí? - pregunté con mi voz temblorosa y mis piernas flanqueando.
Manjiro no respondió y me tiró bruscamente a la silla, atando mis brazos y piernas con una cuerda a la silla.
Me puso una venda negra en los ojos, no podía ver nada, solo escuchaba un sonido de algo afilandose que cada que lo escuchaba, me producía un escalofrío.
Escuche el sonido de la videocámara encenderse.
Yo seguía en silencio, tenía mucho temor.
- Señor, aquí está su hija: (T/N), nadie hasta ahora le ha tocado un solo cabello a su preciosa hija.- Sentí como me tomo del cabello bruscamente y sacudió mi cabeza.
Las lágrimas no se contuvieron, mis gritos de auxilio no paraban.
- Si no pagas pronto, esta perra no volverá a poner un pie fuera de aquí.