Día 2: Cuarentena.

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La pandemia había sido propagada por el mundo muy rápidamente.

Habían cientos de infectados con el solo transcurrir de las horas y algunos muertos también, había pánico por doquier y nadie sabía que hacer.
Era una crisis dura para todo el planeta tierra, todo supermercado había sido abarrotado y los suministros comenzaban a escasear, la gente solo se exponía más y aquello parecía una película apocalíptica en donde todos morirían a causa del temido Covid 19.

Tony, desde la comodidad de su segura, vacía y abastecida torre observaba a todos los seres, quienes con tapabocas y paranoia, caminaban por las calles de Nueva York, era un poco divertido, si era sincero, pero tenía que hacer algo al respecto.
Tony sabía que ese no era problema suyo, que nadie le estaba pidiendo que solucionase ese problema, pero sin embargo sabía que si no lo hacía mucha gente iba a morir.
Odiaba a la mayoría de personas pero tampoco era un descorazonado como para no actuar teniendo toda la capacidad para hacerlo.

Bebió otro trago de su Whisky matutino y escuchó ruido detrás de sí, de inmediato supuso de quien se trataba, del joven el cual pasaría el resto de la cuarentena con él, ayudándole con la posible cura y quizá jugando un poco a los novios.

—Buenos días —dijo el menor detrás suyo, solo confirmando lo que había pensado, por supuesto que era el chico, su bello chico.

-—¿Cómo has dormido? —Tony giró y se encontró con un Peter vestido con la ropa que le había dado la noche anterior, (por obviedad le quedaba un poco más grande por lo cual la llevaba remangada) lucía pequeño y tierno, más sin embargo muy sensual.

Convencer a May de que necesitaban estar juntos por esa cuarentena había sido difícil puesto que ella aún no sabía ni de la identidad secreta de Peter, ni de la relación que ambos habían forjado de manera misteriosa.
Tony aún no podía creerse que estaba a la entera disposición de un niño y que daría lo que fuera por él. Lo haría aunque no se lo dijese.

—Muy bien, ha sido una buena noche —sonrió Peter como diciéndole con ello que no lo había necesitado como el mismo Tony lo había hecho.

Quería que llevaran aquella relación con más calma por ello durmieron en habitaciones separadas, Tony estuvo a punto de ir a la habitación de Peter por la noche sin embargo supo contenerse, pero no sabía por cuánto tiempo.

—¿No me extrañaste? —preguntó Tony.

Tony solía decir que él no era ningún cursi ni nada por el estilo pero Peter sabía que Tony era el hombre más hermoso y más dulce del mundo, (tal vez de la ciudad; tampoco iba a exagerar) aunque no pudiera aceptarlo. Porque fue dulce en esa pregunta.
Se acercaron poco a poco, viéndose a los ojos sabiendo que se avecinaba un encuentro de labios que en realidad ambos necesitaban.

Peter era más pequeño, por ello colocó sus manos en el pecho de Tony y lo miró fijamente.
—Te extrañé mucho, hubiera querido ir a tu habitación anoche.

Peter tomó el vaso de Whisky de Tony y lo dejó en la mesa.

—¿Por qué no lo hiciste?

—¿Por qué no lo hiciste tú? —atacó Peter.

—Porque teníamos una sola regla, no podemos romperla.

—Pensé que te gustaba romper reglas.

—Y yo pensé que te gustaba respetarlas.

—No cuando se trata de ti.

Entonces el esperado beso dio paso en la boca de ambos quienes muy apaciblemente movieron sus labios. Peter se tomó de los hombros de Tony y Tony le tomó el cuello con suavidad llena de dulzura.

Starker Week 2021.Where stories live. Discover now