Renunciar para ganar a Cristo

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Renunciar para ganar a Cristo

Filipenses 3: 1-11

El Señor nos repite muchas cosas a lo largo de la semana porque sabe que es lo necesitamos escuchar.

Nos olvidamos muy fácil de las cosas básicas y es por eso que Dios nos las repite con amor. En la biblia encontramos como muchas veces las personas que siguen a Jesús de repente se desvían por querer agradar al mundo, pero en amor siempre hay alguien usado por el Señor para traer su mirada de nuevo a Jesús. Recordar nos lleva a guardar las palabras, mientras más nos las repiten, más las aprendemos.

Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro. Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. (1-2)

Comenzamos con los primeros dos versículos en los que encontramos primero el gozo continuo en el Señor ante cualquier circunstancia, que Pablo siempre está recordando a los Filipenses. Desde ese mensaje que vemos repetido muchas veces en la carta de filipenses podemos aprender que es necesario recordar y enfatizar para que aprendamos que en verdad es necesario llenarnos de gozo todo tiempo.

Como dice Pablo en su carta, debemos tener pasión y amor al repetir el evangelio con nuestros conocidos. A veces pensamos que lo que podemos compartir, ya se lo deben saber todos de memoria, pero debemos entender que es necesario ya que como seres humanos olvidamos las cosas muy fácil.

Cuando Pablo nos habla de cuidarnos de los perros, se refiere a las personas que estaban influenciadas por el legalismo. Sabemos que no podemos cumplir con la ley, es por eso que Jesús Dios dio su vida por nosotros. Cuando nos desviamos de su gracia, empezamos a cargar un peso que no podemos sostener y terminaremos en el piso dándonos cuenta que agradar a la ley es imposible. Debemos dejar la religiosidad y conocer realmente a Jesús. Nuestra propia religiosidad no solo nos aleja del verdadero evangelio, si no también que puede arrastrar a más personas que con sus intentos quieren llegar a conocer a Dios y al ver que no lo lograrán por sus actos no escuchan el verdadero evangelio de la gracia.

Es muy fuerte leer como se refiere a ellos como malos obreros, porque humanamente cuando nos centramos en las obras creemos que estamos haciendo bien, pero aquí vemos que la intención de nuestro corazón es lo que verdaderamente importa. Y no solo eso, si no que muchos agregan normas y leyes que ni siquiera son bíblicas. Lo que predican termina siendo normas creadas por su propia visión humana sobre lo que les agrada, les gusta o no, les parece bien o no.

En este contexto, los legalistas ponen como prioridad y primer paso realizar la circuncisión para poder ser cristianos. Para ellos había un paso antes que debía cumplirse para que las personas disfruten del evangelio.

Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. (3-)

Es el espíritu lo que nos lleva a agradar a Dios de verdad. Nos llenamos de gozo y glorificamos a Dios cuando dependemos de lo que Él hace en nuestra vida y no de lo que nosotros podemos hacer en nuestras fuerzas. Por eso la gloria se la lleva Cristo y no nosotros.

Todos los días hay mensajes en redes sociales y de personas cercanas que te dicen. "Tu puedes lograrlo", "Solo te necesitas a ti", "Confía en ti", "Lograrás lo que quieras", "Tienes lo que se necesita" y muchos otros mensajes más. Pablo había vivido mucho tiempo bajo la ley, cumpliendo todo lo que podía y persiguiendo a Jesús. El sabe lo que significa vivir para la ley, por que era lo que él defendía, vivía esforzándose para mostrar a los demás la ley con sus fuerzas. Todas esas obras externas que hizo Pablo podían agradar completamente a los hombres, pero no necesariamente a Dios.

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. (7- 11)

Toda la aceptación que Pablo tenía con los hombres por las obras que hizo en su vida son una pérdida porque fueron sus esfuerzos por agradar a Dios mediante obras. Nuestra perspectiva de lo perdido debe cambiar, Pablo lo ve como basura porque entiende que lo que está haciendo tiene mucho más valor que lo que hacía antes. Muchas veces las cosas que logramos en la carne, fuera del Señor parecen ser provechosas, pero vemos como Pablo ya no ve estas cosas como ganancia.

Cuando Pablo dejó de centrarse en lo que él podía hacer por sí mismo, empezó a conocer de verdad a Cristo. Cuando ponemos como prioridad buscar tener una relación real con el Señor, es cuando podemos conocerlo de verdad. No nos encontramos en lo que hacemos, nos encontramos cuando conocemos a Cristo. Pablo se encontró en Cristo y pudo descansar en la justicia de Dios, que es por la fe en lo que hizo Cristo en esa cruz.

Conocer a Jesús va más allá de saberse la historia. Una relación se construye cuando pasamos tiempo con el Señor, en el que le hablamos y él nos habla. El empieza a obrar en nosotros y eso va más allá de lo que escuchamos de Él. Lo conocemos porque lo experimentamos.

Debemos poner nuestra mirada en la vida eterna y es ahí cuando cambia nuestra vida. Así empezamos a actuar enfocados en la esperanza y en la promesa que Jesús nos dió.

Estos días el Señor me ha estado llamando a renunciar a todo por amor a su nombre. Cuando decidimos por Jesús, vamos a recibir rechazo, abandono e incomprensión. El amor a servir a Dios y seguirlo nos lleva a dejar todo lo que nos puede detener de cumplir nuestro propósito para el Señor. Ya no buscamos ser aceptados por los demás, buscamos ser movidos para que muchas personas lleguen a Cristo y experimenten lo que Jesús puede hacer en sus vidas, tal y como lo ha hecho en nosotros. 

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