Aarón, Tae y Alma

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Suenan los pasos de nuestros protagonistas corriendo emocionados por lo novedoso y la ilusión de completar un nuevo desafío.

-¡Come esto!-. Exclama Alma al golpear un lobo del laberinto con su tridente.

El corte en el pecho es grave pero no lo detiene de un contrataque, alza su mano para arremeter contra ella.

Aarón se interpone con magia y sus espadas siendo un escudo.

-No la toques-.

-Muy bien hecho Aarón-. Le felicita con una sonrisa.

Después de eso Alma vuelve a atacar en el mismo punto y junto a Aarón le dan por fin el golpe final.

Una caza más de las cientos que han hecho solo este día, hasta les parecía juego de niños.

La razón es que la magia es el apoyo perfecto para quienes atacan cuerpo a cuerpo, su coordinación también es excelente.

Alma está más que orgullosa de ello, poder realizar lo mismo o quizá más de lo que pueden hacer un puñado de la tribu cazadora especializada en el laberinto.

Junto a Aarón no tiene nada que temer.

Por otro lado había una chica amable, agradable y pura de corazón.

Tae que no hizo mas que mirar mientras sostenía su bidente.

Ella no es tan fuerte y ágil como lo es su mejor amiga Alma (Única amiga) ni era capaz de usar magia como Aarón el humano.

Además ellos se ven bien juntos de esa forma y prefiere no entrometerse donde no le llaman.

Lejos de sentirse mal ella decide prestar atención a su compañero humano de una forma cercana.

-¿Estás bien?-. Le dice en lenguaje humano.

Esta cercanía con su lengua madre hace que muestre una sonrisa y asienta en respuesta.

Tae toma algunos trapos que ella trae consigo para frotar las mejillas del joven limpiando su sudor.

-Gracias-.

-No es nada-. Responde con una sonrisa dirigida a él.

Un ambiente de amor entre jóvenes se crea de la nada, ellos cruzan miradas de amor mientras que Alma observa la escena.

-Si no ayudas en nada entonces encárgate de despellejar al lobo-. Le ordena ella.

-¿EH? Pero...-.

-¿PERO QUÉ? No has hecho nada desde que estamos aquí, sirve de algo de una buena vez-. Declara enojada abiertamente con ella.

-Puedo hacerlo yo-. Se ofrece él.

-No, que ella lo haga, nosotros estamos haciendo todo ella es solo peso muerto-.

-Pero Tae- Intenta hablar pero Tae le detiene.

-Está bien, tiene razón, yo puedo hacerlo-.

Siempre le ha dado asco cortar la carne de un ser vivo, ver la sangre derramarse en el suelo y quitar lo que lleva dentro.

Le parece algo desastroso para la vida.

Se adelanta hasta llegar al cuerpo, solo lo mira pensativa sin hacer nada.

-No tenemos todos el día-. Declara Alma.

Con lágrimas en los ojos Tae da un corte con su bidente al vientre de la bestia.

Poco a poco y con asco termina su labor manchando su cuerpo con la sangre.

-Haré una fogata para poder cocinar esto-. Dice Tae.

. . .

En este momento la carne está siendo cocinada en la hoguera preparada por Tae, ella se ofrece para cocinar la carne pero Aarón le ayuda está vez sin aceptar ninguna excusa de su parte.

Una vez mas Alma sufre el sentimiento de envidia al ver la escena.

Él está dispuesto a ofrecer su ayuda en todo lo que no consigue hacer, no es el caso de Alma.

Ella piensa que es debido a que Tae es incapaz de hacer algunas cosas mientras que la hija de la tribu cazadora real es capaz de hacer lo que sea...

De esta forma se le ocurre una idea.

Mientras ellos están distraídos conversando y cocinando ella toma su tridente, con cuidado y precisión clava en su muslo derecho dos puntos.

Simulando así una picadura de serpiente.

-La comida está lista-. Declara orgullosa Tae.

-¡Me picó me picó!-.

Ambos socorren a su compañera herida, ella baja sus pantalones para mostrar como es la herida, dejando ver su ropa interior.

Tae se sonroja al ver esto.

-Aarón por favor succiona el veneno-. Le suplica.

-¿Eh?...-. Exhala Tae.

Él toma unos momentos para pensar y prepararse mentalmente hasta que acepta.

Alma se tira al suelo y abre las piernas en una pose muy erótica, Aarón con nervios se aproxima arrodillado a la herida en su muslo para acto siguiente succionar.

-Hace cosquillas-. Murmura Alma tomando la cabeza del humano para cambiar el rumbo de su boca directamente a su parte más privada.

Aarón abre los ojos como platos lamiendo su parte disimuladamente lo que enciende sexualmente a su compañera.

Cierra sus piernas para que sienta sus muslos y continúe.

-¡Alto ahí lo haré yo!-. Declara Tae con fuerza.

Toma del brazo a su compañero y lo aparta con poca fuerza, algo que suele hacer.

Tan poco fuerza que es más un pedido que un empuje.

Al hacerlo la cara de Alma cambia.

Sin dudarlo Tae se encarga del inexistente venenos.

-¡Au!-. Exclama ella al recibir un golpe de sus muslos.

-¡Upss son las cosquillas!-. Dice disimuladamente.

El Humano Y La CazadoraWhere stories live. Discover now