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- ¡Si te veo una vez más por aquí, no dudaré en darte una buena paliza! ¡¿Me escuchaste, imbécil?! - exclamó furioso un hombre desde la entrada de aquel bar, mientras era sostenido por un guardaespaldas para evitar que vaya hacia el castaño, le diera una golpiza en el rostro y ocasionará otra pelea.

Sentía un dolor terrible en su rostro, dos guardaespaldas lo habían arrojado a la vereda de la calle desde la entrada del bar por haber provocado una pelea entre él y otro hombre. Sobó su frente mientras intentaba levantarse del suelo con la poca dignidad que le quedaba, pero no pudo, haciendo que cayera otra vez al suelo.

- ¡Roy! - escuchó la voz de su amigo Ross detrás suyo, el peli-negro salió por la entrada del bar y, al ver a Roy en el suelo, corrió hacia él - ¡Te dejo diez minutos solo y sucede esto! ¡¿En qué estabas pensando?!

- Diablos, viejo, solo fue una pelea y ya. - le contestó Roy, limpiándose con la manga de su sudadera la sangre que salía de su labio roto ocasionado por la reciente pelea. Ross solo lo miró con el ceño fruncido, le preocupaba mucho Roy, ya que además de ser uno de sus mejores amigos también estaba enamorado de él, ¿cómo no iba a preocuparse por el castaño?

- Claro, una de tus otras tantas peleas. Realmente me preocupas, viejo. - el peli-negro le ofreció la mano al contrario para que éste se levantara. Roy sin muchas opciones aceptó con algo de amargura, no le gustaba mucho que otros le ofrecieran ayuda. Si había algo que destacar de Roy, era su orgullo.

- Gracias - le agradeció Roy en voz baja, Ross lo había escuchado, eso hizo que sonriera levemente -. Uhg, me duele la puta cabeza. - se quejó mientras sobaba su frente.

- Hey, ¿quieres ir a caminar un rato? - sugirió Ross, colocando sus manos en los bolsillos de su pantalón -. Quizás así se te pase el dolor de cabeza, ¿qué te parece?. Luego podemos ir a la casa de Robert. Sussie tiene doble turno y Rob me dijo que no había problema si nos quedamos ahí esta noche.

Lo pensó un par de segundos, estaba a punto de negarse rotundamente, pero terminó aceptando de mala gana al ver la mirada insistente de su amigo. Un recuerdo de su adolescencia vino a su mente, donde él y sus dos amigos, Robert y Ross, se la pasaban todos los días caminando por las calles y molestando a niños pequeños. Eran buenos tiempos aquellos. ¿Quién diría que ahora todo había cambiado tanto?

- Bien, camina. - ordenó Roy, rodeando su brazo con el brazo contrario para que ambos empezaran a caminar, alejándose del bar lo antes posible antes que el hombre con quien se había peleado, volviera.

Ross solo sonrió con un pequeño sonrojo en sus mejillas, ya se había acostumbrado a que Roy lo tomara de la mano o rodeará su brazo con el suyo. Roy solo hacía esto con personas de su confianza, eso hacía sentir especial a Ross y no le molestaba o incomodaba, más bien le encantaba. Atesoraba cada momento que pasaba junto al castaño.

Habían pasado tantas cosas juntos, siempre estuvo ahí para él. Lo vio llorar y reír, Robert y él lo habían consolado y contenido cuando él más lo necesitaba. Sabían que su vida no era fácil, ninguna de sus vidas resultaron ser fáciles, pero supieron cómo salir adelante de alguna forma u otra. Con el tiempo se terminó enamorando de él, porque sabía que clase de persona era. Puede que tiempo atrás se lo había conocido como un abusón, pero cuando estaba con personas de confianza podía llegar a ser una persona cariñosa y agradable.

𝐅𝐞𝐞𝐥𝐢𝐧𝐠 | spooky monthWhere stories live. Discover now