Estoy tan congelado por ti, cariño

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SeokJin nunca se imaginó que fuera posible sentir pena por algo que iba a comer, hasta que observó a JiMin apuñalar su filete con los palillos.

Su mejor amigo no estaba siendo amable con su almuerzo. Estaba golpeando con tanta fuerza que si fuera un cambiante de algo podría haber roto el plato.

—JiMin —lo llamó suavemente, esperando no correr con la misma suerte que el filete—, ¿recuerdas que ese pez ya está muerto?

JiMin parpadeó lentamente hacia él, como si no hubiese sido muy consciente de lo que estaba haciendo.

—Correcto. —Carraspeó torpemente—. Quería asegurarme que no tuviera espinas.

Ellos estaban en un restaurante a unas calles de su trabajo para almorzar antes de volver con sus alumnos, debería ser un espacio para bromear y hablar sobre la nueva saga de uno de los videojuegos que amaban desde adolescentes. Sólo que el humano no se veía en su mejor momento, sus hombros tensos y la frente ligeramente arrugada eran grandes indicios de eso.

—No las tiene —le afirmó SeokJin con una sonrisa. Esto sin duda era gracioso.

Un ceño profundamente fruncido creció en la frente del humano.

—¿Por qué estamos comiendo algo marino? Cómo que comienzo a odiarlo.

—¿De qué hablas? Nunca te quejaste de lo que te llevas al estómago.

Eso los unió un montón, SeokJin había crecido en un medio donde tenía que cuidar con dientes y garras su comida. JiMin fue un adolescente medio abandonado que vagaba en muchas partes con el estómago vacío.

—Me recuerda a YoonGi —se quejó de mala gana, mirando su plato como si fuera le diera mala espina. El gesto en su cara parecía ser una advertencia para mantenerse lo suficientemente lejos. Y esto no solía ser muy habitual en JiMin.

Pensándolo mejor, SeokJin ya no encontraba esto muy divertido. JiMin estuvo bien los primeros días, le habló sobre lo sucedido y dijo que YoonGi no volvería a estar en su grupo de amigos con una sonrisa y una calma total. Una semana después, el nadador humano se volvió más áspero con el tema. Y finalmente, malhumorado.

JiMin era así. Fingía que las cosas difíciles no le herían hasta que su cuartada de tranquilidad comenzaba a sufrir grietas.

Era su coraza y era sólo usada en caso de una emergencia emocional.

Entonces eso significaba que tal vez y sólo tal vez, YoonGi estaba más dentro de la piel de JiMin de lo que creyó.

Muy hondo.

—Déjalo ir —le pidió con una sonrisa que se suavizó.

—Lo que sea.

Masculló entre dientes, tomando un pedazo de su pescado entre sus dientes. Él molió su mandíbula con excesiva fuerza.

El híbrido eligió cambiar el tema, para no hacerlo molestar más.

—Ah, es un poco extraño tener un descanso ahora. Siempre tenía que comer en los baños después de la limpieza —le contó asegurándose de verse excesivamente feliz.

Su entusiasmo no era del todo fingido. Estaba realmente satisfecho con su nuevo empleo.

JiMin no respondió, seguramente no estaba escuchándolo.

—Bien, suficiente. ¿Quieres saber lo que más me molesta? —refunfuñó su mejor amigo.

SeokJin suspiró y asintió, definitivamente no estaba siendo escuchado.

Amor de pingüino [YM/JS]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant