3. Tine

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Estábamos ahí, de pie y en círculo, éramos como veinte estudiantes, entre chicos y chicas. Nos habían pedido ir con ropa deportiva, así que estábamos así, vestidos con ropa cómoda y sin zapatillas. El profesor de teatro era un hombre mayor, como de cincuenta años, y tenía cara de no aguantar muchas pulgas. Así que todos estábamos en silencio. Entre Tine y yo había cuatro estudiantes, no lo miraba, pero lo sabía. Llevaba como diez minutos evitando mirarlo, sentía que si me descubría el mundo se iba a caer sobre mi cabeza.

Después de ser obligados a presentarnos y hablar de nosotros mismos en frente de otros estudiantes, el profesor nos pidió tomar asiento en el suelo. Sobra decir que cuando me tocó hablar casi me morí, no suelo hablar en público y la verdad es que no es que me importe mucho lo que diga la gente, pero saber que estaba Tine ahí, escuchando todo lo que yo decía me puso muy nervioso. En cambio, él se veía tan risueño, sonrió durante toda su presentación y dijo que esperaba hacer muchos amigos ahí.

Sentados ahí, en el suelo, miré de reojo a Tine. Ahora estaba en otro lugar y no podía darse cuenta que lo estaba mirando, aunque claro no podía verlo totalmente. Pero sí un poco. Así que mientras el profesor hablaba de la historia del teatro y todo eso yo observaba a Tine, y trataba de analizarlo, quería entender que era lo que tanto me atraía. Era sin lugar a dudas un chico atractivo, mucho más que otros, pero no era la primera vez que veía a alguien tan guapo y sin embargo era la primera vez que me sentía así. Seguí así, mirándolo profundamente, hasta que sentí un ruido, una voz, un nombre, mi nombre, era mi nombre, el profesor me estaba hablando.

— ¡Sarawat, ¿me escucha?

— Sí —contesté rápido.

— Pues parece que no, ¿puede responder a mi pregunta? —no podía, no había escuchado nada.

— Disculpe, estaba distraído, ¿puede repetirla?

— No. Y a la siguiente pregunta que haga y usted este distraído por favor sírvase retirarse del salón.

— Lo siento.

Todos voltearon sorprendidos cuando el profesor me dijo eso, incluso Tine, que me miró algo preocupado. ¡Preocupado! ¿Por mí? Incluso con el regaño una pequeña alegría se instaló en mi corazón y sonreí para mis adentros.

Luego de una hora y quince minutos de taller, el profesor decidió darnos veinte minutos de receso. Todos corrimos a ponernos las zapatillas para salir a comer algo. Me las puse tan rápido como pude y justo cuando iba a salir, alguien me tocó el hombro. Volteé extrañado y ahí estaba. Su sonrisa y sus ojos hermosos.

— Hola. —y sonrió un poco más al decir eso.

Yo solo lo miré, nada salió de mi boca, estaba muy sorprendido.

— ¿Vas as salir a comer algo?

Respondí moviendo mi cabeza afirmativamente pero mi boca no dijo nada.

— ¿Vamos? No conozco a nadie aquí. —y cuando me dijo eso me di cuenta que sus amigos no estaban.

— ¿Tus amigos?

— Al final solo se inscribió Ohm pero no ha podido venir porque tuvo una emergencia en su casa, su perrito enfermó.

— Ah.

— ¿Te molesta ir conmigo a comer algo?

— No, claro que no. —dije, ocultando mi nerviosismo.

Caminamos juntos hasta un puesto cercano de comida chatarra, durante el camino no pude decir nada, Tine era el que hablaba, me contaba sobre Ohm, sobre Fong y también sobre un tal Phuak. Que Fong no se había inscrito porque Phuak lo había convencido de inscribirse al club de natación. También me habló del perrito de Ohm, que era un perro grande y anciano y que Ohm lo quería mucho. También me hablaba de él, que no le gustaba tanto el teatro pero que no había podido inscribirse al club de porristas ese año, y que, entre todas las opciones, el club de teatro le pareció la mejor.

A los 16  #SarawatTine /BrightWinWhere stories live. Discover now