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s ᴛ ʀ ᴇ s s 

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Escuchaste un suspiro por milésima vez, no ibas a decirle nada mientras está en su estado más sensible. Simplemente utilizabas tu presencia para ayudarle cuando estuviera en mejores condiciones mentales, pero esos suspiros colmaban tu paciencia.

No por el hecho de desagrarte y ser insensible con los sentimientos de Joon, si no lo contrario, querías que se diera un respiro de tanto estrés que llevaba. Incluso lo habías llevado a acampar en el bosque cerca de su departamento.

Lo habías dejado tranquilo y le habías preparado té, malvaviscos derretidos al fuego de la pequeña estufa de gas que llevaban e incluso no le habías dirigido la palabra para respetar lo que alguna vez acordaron cuando uno estaba más sensible.

—Joonnie... — te miró, sus ojos irradiaban confusión y algo de ¿alivio? No había escuchado tu timbre de voz desde que habían llegado al bosque. — ¿Me acompañas en la estufa?

Asintió sentándose a tu lado en un tronco a medias tomando una varilla con un malvavisco en la punta.

—¿Podemos hablar? — iniciaste justo después de darle algunas vueltas a tu golosina.

—¿De qué? — miraba las pequeñas llamas que salían del quemador.

—De ésto, de lo que te pasa, de lo que piensas. Sé que acordamos mantener el espacio para resolver nuestros propios problemas pero ni siquiera sé que es lo que tengo que respetar.

No te miraba, no miraba el fuego ni a la golosina quemada, aunque su vista estuviera hacia aquello. Sabias que te escuchaba pero no sabias si te iba a responder.

—Lo siento.

—No, no lo sientas, háblalo. Si no puedes resolverlo, déjame ayudarte, no soy terapeuta o algo parecido, eso lo sabemos muy bien. Como también sabes que hablar nuestros problemas disminuye la carga de nuestros hombros.

Comenzó a hablar por fin, de lo presionado que se sentía al lado de los chicos, de lo cansado que era seguir ese ritmo de vida, incluso de lo monótono de sus días y algunos pensamientos que tenía miedo de hablar por el hecho de estar contigo; era completamente normal, lo habías escuchado sollozar entre palabras mientras lo abrazabas y le decías que todo iba a estar bien.

—¿Estás mejor?

—Sí, creo que fue buena idea haber venido.

—Que bueno porque ya llevas como diez malvaviscos quemados y no pienso comer eso — soltaste una bonita risa secando el rastro que habían dejado las pequeñas lágrimas de sus ojos.

Kim Namjoon ➵ 𝑹𝒆𝒍𝒂𝒕𝒐𝒔Where stories live. Discover now