Sueño de cenizas

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Está ahí. Delante mío. Llevando su ropa habitual. Es hermosa.

Da unos pasos hacia mi. Lo que trae puesto se transforma en un vestido que cae hasta abajo, es blanco y ajustado; hace que su silueta se aprecie mejor. Es tan bella mi madre.

Me encamino lentamente en su dirección. Me sonríe. Amo verla feliz. Quiero darle un abrazo.

Sus facciones son tan delicadas, aquel rostro tan reluciente y su mirada tan cálida desde que tengo memoria. El tan solo mirarla transmite amor.

De pronto, el vestido comienza a tornarse de rojo de la cintura para abajo. El degradé del blanco al rojo me abruma y me distrae. Dios, es tan preciosa. Voy a abrazarla.

Ella enfoca su mirada en el cielo. Esos bellos ojos color avellana que tiene me cautivan y me advierten, de repente, del cielo caen flechas en todas las direcciones posibles . Mierda. Me agacho, mi respiración se acelera, la ansiedad y el miedo me empiezan a consumir poco a poco. Tengo que ayudar a mi madre pero el moverse no es seguro. Cierro los ojos y me hago un ovillo rogando para que ninguna flecha me caiga. Madre espero que a ti no te lastimen ninguna.

La desesperación y el miedo hacen que grite― ¡Ma! corre, escóndete― Colocó las manos en la cabeza― ¡Ma!

Dejan de caer las flechas. Miro de un lado a otro con la esperanza puesta en mis manos. Busco alterada a mi progenitora, y la veo. Esta tirada en el césped boca arriba, no dudo ni un segundo en ponerme a correr y estar con ella.

Llego y me pongo en cuclillas.

―Ma ―Dedica sus ojos a mi. La comisuras de sus labios se elevan formando una delicada sonrisa, también sonrió al verla.

Pero de inmediato me percato de lo que está pasando.

No. No. No.

Al revisar su cuerpo veo que las flechas la lastimaron. Hay una flecha en el pecho, otra en el hombro y por último una en la pierna. La sangre brota de cada herida, me perturba ver aquella escena.

No.

No puede ser cierto que esté en este estado, tiene que ser mentira.

Una presión muy intensa me invade el pecho. Siento como si todo se detuviera. La visión se me nubla.

No. Mamá.

Coloco mis manos en las heridas más cercanas que son el pecho y el hombro. Mis manos se manchan con su sangre, mi corazón se aprieta de dolor. Los ojos se me llenan de lágrimas. Agarro su rostro con mis manos, terminó manchando sus mejillas de aquel líquido rojo.

―Ma, todo estará bien― ¿Por que está tan tranquila? ―. No te irás todavía, no puedes, no vas a dejarme.

Mis manos tiemblan, tengo miedo. No quiero que se vaya. No puede irse, no todavía.

Apoyo mi cabeza a un costado de su cuerpo. Tiene que vivir. No te vayas.

―Te amo ―me susurra. ¿de verdad me lo dijo?

Al ver su cara contempló una expresión apacible. Esa tranquilidad no la comprendo. Cierra los ojos.

Yo sé que sigue viva. Ella jamás me dejaría.

Vuelvo a poner una mano en su bello rostro. Te amo.

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Weno, esto es lo primero que publicó mío, debo admitir estoy nerviosa y con miedo pero como le digo a mis amigos (consejo que nunca autosigo) que con miedo y todo le den a lo que desean hacer, que bien que al fin me hice caso heme aquí jij.

Espero que les haya gustado. Esto me surgió de una imaginación que tuve al oir una canción clásica, porque si, me gusta clásica pero no es el género que más oiga igual me produjo muchas emociones y cosas en la cabeza que tuve que ir corriendo a escribirlo hasta que salió esto.

en lo personal es una de las cosas que más me costó escribir, llore al hacerlo pero si lo disfrute y mucho, no duden de ello.

Ya es mucho texto asi que me despido muakis, tomen awita y no olviden de votar y si quieren comentar que me ayudan mucho con eso. Garsias muak muak.

Lo que sale de mi corazónWhere stories live. Discover now