-Mi hermana Mayor se convirtió en un Demonio, pero ella jamas a herido a nadie, no importa que....ella jamas lastimaría a los humanos!
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-La demonio desvía la mirada con asco y repugnancia después de eso arrancó un pedazo de su kimono para vendar a...
-¡Mi hermana se convirtió en un demonio pero jamás atacaría a los humanos!-
-¡Ella es buena! Es como un ángel que el demonio quiso corromper pero es su bondad que la mantiene pura-
-¡¿Aahh?! ¡¿Qué mierda dices?! ¡Mi subordinada es la mejor!-
-Y-yo me siento cómodo con ella-
-Es callada, y a mi parecer, la única con cerebro en el equipo-
-........-
-Si hubiera sabido todo lo que se iba a avecinar, yo lucharía en su lugar.-
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-Hermana déjame hacer esto, tu no estás en condiciones.- Demostrando una mirada compasiva, el segundo mayor intentaba persuadir a su hermana, actual pilar de la familia, que retomara reposo. -Te exiges demasiado a tu cuerpo no acostumbrado a este tipo de actividad física. Tu fuerte Ototo* completará la misión.- De una manera infantil se señalo logrando sacar risas de su hermana.
-...bien.- Suspiró esbozando una risa que solo reflejaba cansancio y tal vez alivio. -Pero vuelve temprano, más temprano que yo cuando vuelvo.-
-Pero nee-...-
-Promételo.- Con una mirada suplicante interrumpió al menor. -Es mi deber como la hermana mayor cuidar de ustedes.- Demandó,
El menor, discretamente bajo las mangas formaba puños que estrujaban la tela y con una sonrisa algo forzada le hizo la promesa.
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-Oni-chan, ¿A dónde vas?- Una voz infantil lo llamó desde atrás obligándolo a voltear hacia la dirección de donde provenía, pero ellos... ellos no...
-Y-ya casi llegamos... ah, por favor- su voz iba a quebrarse, la impotencia de no llegar a tiempo. Oh dios, dios por favor, es la única que me queda, que la nieve que nos cubre no sea una señal para el camino al cielo. Yo la necesito más que tu buda.
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