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Una pelirroja curiosa se encontraba mirando algo que le dio curiosidad desde hace unos días, es que hace poco caminando por el jardín observo como el castaño tenía algo entre sus manos.

Sonrió al encontrar lo que tanto buscaba en una de sus gavetas, se sentó en su cama como si ella fuera la dueña del lugar y encendió aquel aparato que escondía secretos de hace un buen tiempo. Su boca se abrió al ver en la pequeña pantalla las fotos de la señora.

Había algunas de ella en el jardín, con flores en sus manos, corriendo, en la cocina y así algunas más. Pero, lo siguiente fue lo que necesitaba para cavar la tumba de la rubia. Jeon Jungkook tenía fotos de la mujer durmiendo en su cama desnuda completamente, habían unas sacadas con el temporizador donde salían ellos dos abrazados o besándose.

Sonrió como maniática al ver lo que tenía en su poder y camino hasta la salida con dicho aparato, pero, al pasar cerca del escritorio del chico distinguió algo que le llamo la atención nuevamente, algo que brillaba gracias a los reflejos del sol que pasaban a través del cristal de la pequeña ventana redonda.

—Bien hecho, Ágata Bombarda— sonrió.

...

Jungkook colocaba el último plato en su sitio, seco sus manos y dejo todo tal cual hacia cada día. Subió las escaleras tranquilamente hasta llegar a su ático, freno en seco al observar a un hombre de traje sentado en su cama.

Edgar Pier, estaba sentado mirándolo con los ojos inyectados de violencia y desprecio, Jungkook permaneció cerca de la puerta por si tenía que correr. No por miedo sino, porque sabía que tenía que cumplirle a alguien y, si ese hombre frente a él le hacía daño, ella sería la siguiente.

—Señor, ¿Qué hace aquí?

—Me preguntaba, ¿Por qué Elena se empeñaba tanto en tener a un mayordomo a su servicio?— hablo mirando el piso— siempre eras tú todo, la comida, la bebida, las salidas, incluso...— lo miro— llenabas su bañera.

—Es mi trabajo, solo recibo órdenes.

— ¿De una zorra?– Jungkook apretó la mandíbula— vaya... jamás pensé encontrarme a alguien tan eficiente. — se levantó quedando allí de pie, observando de pies a cabeza al chico— de un momento a otro decide que necesita a alguien a su servicio, y tu apareces de la noche a la mañana como si nada. — Rio sin gracia— conseguir un pobre diablo extranjero para poder sentirse querida.

—Por favor le pido algo de respeto, el hecho de que trabaje aquí no le da el derecho al denigrarme.

— ¡Oh!— abrió la boca con sorpresa fingida— y te ofendes, que ridiculez. Eres un sirviente que come y duerme bajo mi techo gracias a mi— observo alrededor—, te dio tanto lujos la zorra. Veras, cuando nací mi padre me dijo que debía estudiar mucho para tener su posición, eso quería decir que tendría mucho poder y mucho dinero en el futuro— camino despacio hacia él— y lo tengo, tengo dinero y una mujer dominada como tiene que ser— se acercó al chico quedando a centímetros— pero, jamás pensé en mi vida, que una escoria que sirve se acostaría con mi mujer— Jungkook se encogió en su lugar al sentir un golpe en su estómago— y no solo eso— sonrió agarrándolo del cuello de la camisa— si no que tienes hasta sus pertenencias— Jungkook vio como el hombre soltaba una parte de su camisa para sacar de su bolsillo aquella pulsera en oro— aparte de cogértela te regala cosas.

Jungkook cayó al piso después de un golpe directo a su boca, sintió como algo metálico se combinaba con su saliva, sangre. Se iba a levantar pero, una patada en sus costillas lo impidió, no tenía aire, habían salido de sus pulmones, por un momento distinguió todo borroso.

—Te quedaras aquí, escoria— otra patada—, ya que te encanta tanto mi mujer, te dejare quedarte sufriendo el mismo destino de ser dos amantes asquerosos— lo tomo del cabello— la escucharas hablar. Oh claro que sí. Dejare que grite tan fuerte y gima que te terminaras matando. — sin más, lo soltó saliendo del ático dejándolo encerrado allí.

...

—No creí que tu mujer fuera capaz de algo así— Ágata se sentó sobre el regazo del hombre.

—Ni yo, pensé que era una chiquilla estúpida que necesitaba caprichos. — Bufo recordando las fotografías— sus padres llegaran a cenar, prepara todo. — asintió.

Reparó como la pelirroja salió de su despacho y se levantó. Su frustración estaba creciendo, no sabía qué hacer, pensó que, por todos esos años que podía manejar y tener a Elena como quisiera. Pero se equivocó.

Ella siempre lo evitaba a toda costa, lo aborrecía, siempre contestaba con sarcasmo sin importar si la golpeaba o no. Pensó que, por un momento ella caería, sería una caprichosa que le obedecería a base de joyas y riqueza. Pero aquel hombre estaba equivocado nuevamente.

Elena había sido criada de la forma más correcta posible por la arpía de su madre pero, las personas no pueden mandar en los sentimientos de los demás y, aquella chica rubia encerrada en su habitación con una sonrisa triste no se iba a rendir por el amor que sentía hacia un joven hombre que luchaba con sus fuerzas para llevársela de allí.

Se escucharon voces en la planta baja y dedujo que la familia de su esposa había llegado, bufo para caminar hasta las escaleras y hacer su gran entrada como un hombre refinado con un gran porte de macho. Su sonrisa se ensancho al ver a los padres de la chica.

—Qué bueno que están aquí, pasemos al salón— sonrió—, tómenos algo antes de empezar a cenar.

— ¿Dónde está mi hermana?— su sonrisa se borró cuando volteo hacia su cuñado. Jay estaba en el marco de la puerta— ¿y dónde está su mayordomo?

Ágata miro a su señor, este estaba tenso.

—Tu hermana cuñado, está arriba arreglándose— sonrió de lado— y el chico... se fue.

— ¿A dónde?

—A su país.

Pero, él sabía que estaba mintiendo, Jungkook era alguien incapaz de mentir. 

Subido: Julio, 04/2021

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Subido: Julio, 04/2021

Editado: Julio, 20/2023

Cenicienta 🍂Jeon Jungkook🍂©Where stories live. Discover now