4. Leigh habla de mí en televisión

9 1 0
                                    


Mentiría si dijera que la casa de Leigh no era bonita

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mentiría si dijera que la casa de Leigh no era bonita.

No estaba tan lejos de mi apartamento. Tal vez a unos diez minutos alejándose del centro, en un barrio bonito y tranquilo. Era una de esas casas de ladrillitos pequeños que por alguna razón siempre tenían gnomos en el jardín delantero.

Ella se bajó del auto para abrir el portón y regresó unos minutos después para meter el auto.

No tenía ni idea de qué estaba haciendo yo allí. ¿Por qué acepté su oferta? Debería de haber entrado a mi apartamento. ¿A quién le importaba un par de reporteros? Pude haber llamado a mi padre.

¿Por qué estaba en la casa de Leigh?

—¿Vas a quedarte ahí todo el día?

Leigh abrió la puerta de su lado y cerró. Me quedé sola en el auto hasta que reaccioné y la seguí. Nos metimos al pequeño caminito de piedras que llevaban hasta la puerta de su casa y me quedé pegada junto a ella como si pudiera protegerme de la lluvia, aunque ya no llevara el paraguas.

Dentro estaba caliente. Era totalmente diferente al ambiente nublado y helado de afuera. Las luces estaban encendidas y había una chimenea de gas funcionando debajo del televisor. Una niña miraba un programa, recostada en el sofá y cubierta de mantas hasta el mentón. Era una réplica exacta de Leigh, pero como diez años más pequeña.

—¿Dónde está mamá? —preguntó Leigh mientras cerraba la puerta.

La niña señaló detrás de ella, a una puerta, y clavó sus ojos en mí con curiosidad.

—¿Quién es ella?

—Es mi profesora —Mintió y enganchó su brazo con el mío para comenzar a arrastrarme hacia la otra puerta—. Dijo que si le daba un beso me aprobaba, pero no le digas a papá.

—No, no es... —comencé a balbucear, pero Leigh siguió tirando de mi. La niña abrió más los ojos y me miró aterrada—. No le creas.

Leigh abrió la puerta que daba al patio trasero. El frío volvió y temblé. Su madre estaba parada en la pequeña galería que la refugiaba de la lluvia. Cuando se volteó a vernos casi se horrorizó.

—Santo cielo. ¿Quién es ella? Está empapada.

—Me llamo June —temblé.

Su madre me tomó por los hombros y me obligó a entrar de nuevo a la calentita sala de estar.

—Ve a darte una ducha, cariño —me ordenó—. Te va a dar algo —comenzó a empujarme escaleras arriba—. Estás helada. Leigh, llévala al baño. Y búscale ropa.

—No es necesario —me apresuré a decir.

Intenté oponer resistencia, pero ahora Leigh tomó el papel de su madre y ella me empujó con más fuerza. Subí a regañadientes, temblando y con nervios.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 07, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Rainy days ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora