Un hermoso ángel

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En medio de un ajetreado fin de semana, y de noches de arduo trabajo, la cafetería Sabor Café abría sus puertas el lunes en la mañana.

Viendo el establecimiento bastante abarrotado Rothgar no se detuvo a desayunar como siempre lo hacía.

—Llegas temprano.

La voz de Alfredo lo recibió en el amplio estacionamiento de la universidad.

—La cafetería está llena hasta el carajo, y no tuve ánimos de detenerme a esperar, ambos hombres quedaron juntos y caminaron por el pasillo para ingresar al plantel.

—Te fuiste rápido del bar, el viernes, Rothgar miraba de soslayo a Alfredo quien se veía feliz, es más parecía radiante, alguien había tenido suerte y esta vez no fue él.

Alfredo volteó a ver a su amigo con una luz de felicidad en su rostro.

—Pasé una buena noche y un excelente fin de semana, todo acompañado de Raimundo.

Las cejas levantadas de manera suspicaz en el rostro de Rothgar hicieron reír a Alfredo.

—¡Ahí están mis dos personas favoritas!

La aguda voz de Anhelí salvó a Alfredo de los comentarios mordaces de Roth.

La pequeña mujer se situó en medio de ambos hombres.

—¿Dónde está Sergio?, Rothgar miraba a su feliz amiga quien buscaba un bolígrafo dentro de su portafolio.

—El tiene clases más tarde, cambió unas horas con el profesor Paz pues fue a revisar un proyecto en su compañía.

Los tres amigos llegaron hasta el reloj checador, todos tomaron sus tarjetas y con eso empezó la jornada para todos ellos, entonces se volverían a ver para el receso en el que coincidían los tres ese día.

—Muero de hambre.

Se quejó Anhelí, —Vayamos por un pedazo de pastel en la recién reinventada cafetería de aquí cerca, mis alumnos no dejaban de hablar de lo maravillosos que son los postres y el café en ese lugar.

Rothgar escuchaba a su amiga, mientras leía su periódico y Alfredo revisaba unos documentos en su computadora portátil, en el salón de descanso de los maestros.

—Ahora que lo dices yo no he comido algo, Rothgar dobló su periódico, — y es verdad mis alumnos estuvieron comentando de ese lugar.

—Bueno, sólo dejen apago mi computadora y vamos.

—¡Siiii!, El gritito de emoción que hizo Anhelí, divirtió a Rothgar.

—Ahora que lo recuerdo, Dorita una de las meseras me había comentado de la remodelación del local, comentó Rothgar de manera casual.

Alfredo avisó que estaba listo y los tres amigos caminaron hasta la calle.

—Y bien, ¿qué tal su fin de semana?

Anhelí tomó a ambos hombres del brazo para caminar hasta la cafetería.

Un suspiro por parte de Alfredo hizo voltear a los amigos quienes lo miraban de forma sosprechosa.

—A mí me fue estupendamente.

Anhelí con una sonrisa pícara empezó con su implacable interrogatorio.

—¿A dónde fuiste?

Alfredo visiblemente feliz respondió, —Al nuevo club LGBT de la calle principal.

Rothgar y sus amigos cruzaron la calle mientras Alfredo narraba.

—Roth y yo fuimos a conocer el lugar, el cual debo decir es excelente, deben ir Sergio y tú, la emoción en la voz de Alfredo les hizo gracia a sus amigos.

Deliciosos PecadosWhere stories live. Discover now