《Xerodermia Pigmentosa》²

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Me aferro a mí mismo. Es lo que hay.
Charles Bukowski

Gianna

No puedo creer que no tenga escapatoria de esta situación, y para colmo mis padres me matan si ven que no asisto al baile como ellos desean.


A base de refunfuños me enderezo sobre la cama y entra Mar por la puerta.

Ella es el médico de la familia, papá la contrató hace más tiempo del que recuerdo, es como una segunda mamá para mi.

Su cabello lacio es negro dotado de algunas canas, sus ojos de la misma tonalidad oscura del anterior mencionado, siempre porta una sonrisa cálida en sus labios, es la persona más encantadora que he conocido, sus iris derrochan pura maternidad y cariño.

Revuelvo un poco mi cabello con ambas manos. Sé por lo que viene. Mamá la envió para asegurarse de que me comience a preparar con todos los parámetros exigidos ya que son las 6:00 PM.

—No lo intentes —arrastro las palabras—. Estoy cansada de esto, Mar.
—Me subo sobre el colchón de la cama y proceso a aguantarme del dosel con ambas manos.

Ella me da una sonrisa mientras observa mis movimientos con detenenimientos. —Gianna, no te pongas testaruda, sabes que de todas formas vas a tener que ir. —Se acerca a mi y me saca de la cama con un movimiento de sus manos.

Antes de hacer eso, la veo poner mi pote diario de ungüento que controla mi rara afección genética de la piel sobre una de mis mesitas de noche.

Después de asistir a tantos médicos —lo cual no recuerdo porque era una bebé—, ella ha sido la única que ha podido lidiar con el problema de mi piel a pesar de no tener cura, fue ella quien creó esta crema especialmente para mi enfermedad, básicamente: no puedo tomar sol sin antes ponérmela, aún con ella puesta no puedo estar expuesta a las radiaciones ultravioletas por mucho tiempo, corro el riesgo de contraer cáncer de piel y no es algo que me apetezca. Digamos que por ese motivo es que amo los días nublados, me dan más libertad de ir a donde quiera.

XP o mejor dicho: Xerodermia pigmentosa. No tiene cura pero puedo sobrellevarlo con esto.

—Esto no es lo mío, lo sabes —encorvo mi espalda.

—Tengo algo que te alegrará el corazón. Cierra tus ojos, ya vuelvo.

Le hago caso y cierro los ojos con un poco de fastidio.

—¡Ya! —Aparece de nuevo frente a mi con un vestido corte de sirena color blanco pegado de frente a su cuerpo, tiene una larga cola e infinitas piedrecitas brillantes que resaltan en la parte del corsé, haciendo que cuando les da la luz llamen más la atención.

Gira una y otra vez para que pueda verlo con él sujeto de su extremo superior.

Lo admito, es hermoso, pero no es mi estilo, me gustan las cosas de colores más oscuro.

Arrugo mi nariz en señal de desagrado. —Ummh, no creo. —Niego con la cabeza.

—Tu madre insiste, Gianna —se encoge de hombros—. Olvidó decirte que es un baile de máscaras, aquí junto con el vestido tienes la tuya, son a juego.

—Si pudiera esconderme hasta que pase todo esto —resoplo—. Tú puedes ayudarme. —La miro con ojos de cachorro. De verdad no tengo ganas de asistir a ningún lado.

—Tus padres me matarían primero a mi y después a ti. —Llega hasta la cama y tiende con delicadeza el vestido sobre ella.

Porfis —pongo mis manos como si fuera a rezar—. No soporto a esas personas.

Peligrosa Verdad [UN NUEVO MUNDO] ©Where stories live. Discover now