Capítulo XXV

1K 111 26
                                    

Cuando comenzó a reír, sintió como todos sus miedos y preocupaciones se liberaron. Y sencillamente era ella en ese momento, Virginia, quien se había saltado las clases y estaba con Axel.

Respiró hondo y lo miró de lado.

Se sentía tan viva.

—Gracias. —dijo.

Por un momento, él sonrió y Virginia también lo hizo. Aún estaban tomados de las manos, pero Axel entonces titubeó, como si recordara algo de pronto.

—Ya estas lejos de instituto y no creo que vuelvas. Yo creo que me iré a...

Y Virginia sintió que la estaba dejando. Se iba a ir.

Algo dentro de ella se rehusó en redondo a esa idea, y con el mismo ímpetu con que él la había llevado corriendo por varias cuadras, ella entrelazó sus dedos con los de él.

—Yo creo que iras conmigo. —decidió Virginia, con un tono que no admitía replicas. Ella se apartó de la muralla, dando por finalizado su descanso y lo obligó a que lo siguiera. Ahora ella dirigía el viaje. —Vamos a buscar que valga la pena el día.

Y nuevamente pareció que ella tuviera más fuerza y fuera más grande que Axel, porque el no opuso ninguna resistencia.

Al principio, Virginia no estaba segura de que haría de su día, pero ahora ella quería ir a un lugar que nadie más que ella sabia que era su favorito.

Era de las pocas cosas que por alguna razón nunca le había compartido ni a Sarah ni a Adam y quería ir ahí. Y quería mostrárselo a Axel, como él la había llevado a la Torre de Inazuma.

— ¿No me dirás a donde iremos? —preguntó Axel incrédulo cuando ella los hizo parar un autobús y ambos subieron.

—Tú no lo hiciste.

—Eres demasiado rencorosa. Y yo no te llevé en autobús.

Ella lo ignoró.

El autobús estaba casi vacío a esa hora de la mañana. Así que Virginia escogió uno de los últimos al fondo, justo al lado de ventana y con un asiento libre para Axel a su lado.

A regañadientes, él se sentó a su lado, pero Virginia solo sonrió.

— ¿Es tu primera vez, verdad? —murmuró Axel.

— ¿De ir en autobús?

Axel rodó los ojos. Virginia se dio cuenta que, de cierta forma, ella también encontraba atractiva la idea de sacarlo de quicio.

—De hacer algo incorrecto.

Ella mordió el interior de su mejilla.

—No. —dijo finalmente. —No es la primera vez. A los seis años me robé una goma de mascar de una tienda. Mi madre volvió a pagarla, pero me sentí fatal.

Axel la miró de costado.

—Me cuesta creer tu pasado criminal.

Ella le dio un codazo entre las costillas.

—No te burles. —advirtió, pero ella también estaba sonriendo. —Vamos, ¿Qué es lo peor que has hecho?

—Aunque te cueste creerlo es la primera vez que me salto las clases.

—Ya.

—De verdad.

—No te creo, Axel. Estas riéndote.

Entonces, él sonrió enigmáticamente y Virginia negó con una sonrisa.

En ese momento Virginia vio la escuela amarilla que marcaba el final de su camino a través del vidrio y dio un salto lejos del asiento. Presionó el timbre para pedirle al chofer que detuviera el autobús. Estaban casi entrando a los inicios de la carretera que conectaba la ciudad de Inazuma con la ciudad vecina.

Entre nosotros. [Inazuma Eleven-Axel Blaze]Where stories live. Discover now