OneShot:

193 26 4
                                    

—¡Oye, suéltame maldito bastardo! ¡Todavía estás a tiempo de que perdone tu miserable existencia dattebayo!-gritó furioso.

Él, un reconocido agente del FBI, había caído en una estúpida trampa que no supo intuir a tiempo. Se suponía que los que entraban a la organización debían poseer un alto nivel de razonamiento deductivo y mucha inteligencia, para llevar a cabo delitos complejos, de alto peligro y sofisticados. Pero recientemente, no estaba en sus mejores días, mucho estrés, interminables trabajos y días sin dormir lo habían orillado al peor de sus pesadillas.

—Solo cumplo con el trabajo que me ordenaron-sonrió complacido con sus esfuerzos, la paga era jugosa y no tenía que equivocarse ni dejar cabos sueltos—Lo lamento, poli, no es personal.

—¡No soy policía, soy un agente del FBI!-gritó ofendido—No me compares con esos vagos e inútiles buenos para nada ttebayo-frunció el seño.

—Sí, sí, lo que digas-le restó importancia con la mano y mirada de aburrimiento—Descuida, el que me contrató vendrá por ti muy pronto, tú solo relájate-comenzó a alejarse hasta la salida del establecimiento baldío.

—Oh, sí, estoy completamente relajado-habló con sarcasmo—¡Si salgo vivo de esta juro que te mataré, Deidara!

Él se detuvo abruptamente aún de espaldas.

—Que genial, veo que ya soy famoso en las calles, hm. Fue un gusto conocerte, viejo-se despidió levantando la mano y continuando su camino.

—¡Tengo veintiocho años ttebayo!-con una vena en la sien.

Qué más daba quejarse, Deidara se había ido y estaba completamente solo en ese viejo y sucio sitio. Si su memoria no fallaba, conocía con certeza el lugar donde lo habían traído inconsciente. Un edificio pronto a ser demolido para un lujoso hotel de cinco estrellas. ¿Quién mierda iba a poder salvarle el culo de ahí? Había venido sin refuerzos persiguiendo al psicópata de las explosiones locas y exageradas, y en efecto, había sido noqueado y atado de manos con cadenas a un pilar desmoronado. Por más fuerza muscular que tuviera, conocía muy bien sus límites y no había forma de quitarse las cadenas que apretaban sus muñecas tan firmemente.

—¿Me quedaré para siempre aquí...?-murmuró. El pasamiento le aterrorizó, que Gaara o otros de sus compañeros lo localizara por el móvil cuanto antes o moriría solo, hambriento y principalmente joven.

Eran las siete de la tarde cuando comenzó a perseguir al rubio de cola de caballo por las calles de mala fama, al juzgar por la poca luz entrar, era de noche y podía ver su alrededor solo por un foco colgando del techo con unos cables sueltos que lo hacía lucir peligroso si lo tocabas con las manos desnudas. De todas formas solo iluminaba el pequeño sector donde estaba él, más allá, estaba a oscuras. Suspiró.

—Esto no es gracioso...

—Nadie dijo que lo fuera, Usuratonkachi.

—¡Tú!-gritó molesto.

Saliendo de las sombras se dejó al descubierto la nueva presencia que no resultó ser más que otro de sus malhechores en la lista negra de los más buscados por el FBI. Dos años enteros persiguiendo sus pasos, sus señales por los asaltos de bancos a mano armada, secuestros, y asesino a sangre fría a la edad de veinte años, Sasuke Uchiha, prófugo de la cárcel de alta seguridad y disfrutando su libertad como si nada entre el mar de gente, mientras seguía saliéndose con la suya.

—Siempre me salgo con la mía, Dobe-sonrió con arrogancia al percibir lo que pasaba por su mente—Eres un libro abierto para mí, excepto para algunas cosas-se acercó hasta estar cara a cara al imposibilitado rubito.

—¡¿Qué quieres de mí, estúpido teme?! ¿Finalmente te entregaras a la ley o solo buscas deshacerte de mí?

—Busco algo mejor que eso, mi estimado agente Uzumaki-delante de el mayor con ojos expectantes, se sacó el calzado, se desprendió el pantalón bajando la cremallera y deslizándolo hacia abajo por sus lampiñas piernas.

Loco por ti, mi rubio "OneShot" (Lemon-Mpreg) NaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora