No tan solo como creí

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Lady Sif me había dado un golpe allí abajo dónde las montañas se juntan y el sol no muestra su luz tan fuerte que me dejó de rodillas en el piso, un precio justo por hacerme deshecho de su cabellera.

En mi habitación me serví una copa de vino y tomé y relajante baño caliente, eran las cinco de la tarde así que decidí que tomaría una siesta.

Las noches de escapada con Orión pasaban la cuenta a veces.

Desperté unas horas después, peiné mi cabello, no demasiado para no deformar los rulos naturales y seguido me vestí.

Faltaban aún unas horas para su guardia, yo no vivía para esperarlo, claro está.

Aunque sí me emocionaba un poco pensar en él, pero como le había dicho a Thor siempre "Los sentimientos son para quemarse". Orión solo era un...

Orión era...

Orión era él.

Sentado en el diván hojeé las páginas del libro nuevo, me preguntaba si a ese ritmo se terminarían los libros nuevos de Asgard para mí.

Leía cada página con devoción en que en el siguiente párrafo los protagonistas sellaran su amor.

Que patético, en ese entonces aún tenía esperanzas de amar... Y ser amado...

El sol comenzó a marcharse, los ventanales fueron dejando entrar la vista de las estrellas que contemplaba de niño pidiendo deseos estúpidos de niños.

Encendí las velas que correspondían y salí al enorme pasillo con la capucha que cubría completamente mi figura, caminé algo hasta la guardia de Orión. El estaba ahí deslumbrante con sus ojos dorados y cabello castaño como siempre, su sonrisa resplandeciente y su buen ánimo.

— Mi príncipe hermoso — Se arrodilló y tomo mi mano para luego besarla y verme a los ojos —

— Mi siervo fiel — Le sonreí.

El entrelazó mis dedos con los suyos y se puso de pie. Esa maldita sensación de nuevo.

Ese día teníamos algo a lo que ustedes llaman "cita".

Caminamos por los interminables castillos del palacio, nada nuevo para mí aunque a él le fascinaban demasiado.

Era una especie de picnic nocturno, había nueves y uvas. Me gustaban mucho las nueces y uvas.

Me senté a su lado y lo hice tomar un racimo de uvas para que me lo diera, una a una desprendía la fruta para ponerlas en mi boca y entre ellas algún que otro beso escurridizo.

Luego de un rato me recargue sobre su hombro y suspiré, el me miró y preguntó:

— ¿Sucedió algo mi príncipe?

Yo asentí algo triste, pero feliz a la vez, con Orión mis emociones nunca eran perfectamente equilibradas.

— Hoy Lady Sif dijo que merecía estar solo para siempre — Murmuré

El frunció el seño y negó con la cabeza acunandome en sus brazos.

— Ella está loca, pues yo nunca lo dejaré mi príncipe, vivo para hacerlo feliz — habló suavemente volviendo a besarme.

Orión siempre cuidaba de mí, siempre se preocupaba por mí y me hacía sentir ni tan solo como creí.

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⏰ Terakhir diperbarui: Jul 09, 2021 ⏰

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