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Las despedidas siempre fueron algo que detesté para ser sincera.

Siempre fui de esas personas que se encariñaban rapido y que luego a la hora de despedirse le dolia demasiado, como si le estuviesen arrancando alguna uña con una pinza oxidada.

Lo sé, mal ejemplo.

Cada vez que algún amigo lejano de mis padres o familiar venia desde el otro lado de la ciudad y se quedaba un buen tiempo, yo siempre me encariñaba. Terminaba ganandomelos tambien, ya que al ser una niñita pequeña de cabello rubio y mejillas coloradas, siempre lograba robarme sus corazones.

Es por eso, que cuando partían dolia. Ya que en el poco tiempo que nos visitaban, me trataban como una princesa.

Y eso en casa no pasaba casi nunca..

Observo como los botines desgastados de mi padre se acercan. Pero mi mirada persiste en mis manos frías, siento como las lágrimas se deslizan por mi rostro y evito dar señales de estar llorando, ya que me apena.

El nudo en mi garganta se agranda cuando la pesada y aspera mano de mi padre se posa en mi hombro

—Prometo hacer todo lo que pueda para que estés bien Coco — se arrodilla y observa mi rostro— Iré a visitarte cuando pueda, sabes que lo haré mi niña.

Quiero decirle que no es lo mismo, que quiero quedarme con el Y no con la mujer que dice ser mi madre. Pero las palabras no salen

—Porfavor no me dejes con este último recuerdo Coco — mi labio inferior tiembla al escuchar el temblor en la voz de mi padre. Lo miro.— Te amo hija

—Y yo te amo a ti— es inevitable para mi no comenzar a sollozar. Lo abrazo con todas mis fuerzas mientras el me soba la espalda y murmura cuán orgulloso está de mi Y lo feliz que es de tenerme, aprieto mi mandibula cuando observo a Cecilia ,la mujer rubia no aparta su mirada de la mía, su pelo rubio casi blanco, se encuentra atado en una alta y lisa cola de caballo, viste ropa cara y murmura entre pequeñas risas junto a Erick, su nuevo esposo.

—No quiero irme, no quiero.— mi papá se quiebra y comienza a llorar en silencio— No quiero papi.

El se aleja y limpia mis lágrimas a pesar de que las suyas no dejan de caer

—Confío en ti mi niña, se que lograrás estar bien, los dos sabemos que es mejor que vayas con ella por un tiempo, hasta que me recupere económicamente — el coloca los mechones rubios detrás de mis orejas y me da una sonrisa temblorosa— Conseguiré un gran trabajo y podremos tener una gran casa

Asiento

—y.¿Me darás un perrito?— el asiente

—Te daré muchos perritos mi niña

—Ya es hora —eschucho que hablan y me aferro a el. Disfrutando de los pocos segundos que nos quedan juntos.

—Té amo Caroline, nunca lo olvides.

Los guardias del esposo de Cecilia agarran mis bolsos ,mientras le digo a mi padre por última vez cuanto lo amo

cuando por fin ya es la hora, aprieto la correa de mi bolso con fuerza mientras me acerco a la mujer

—Espero que no seas una carga coraline

No respondo y subo al avión

*

La casa es normal dentro de todo

Me esperaba las típicas casas enormes que gritan por todos lados lo ricos que son. Pero no. Es una casa común y corriente, es grande si, pero para mí es común, los colores son todos claros y al entrar hago una mueca porque como lo esperaba, adentro también era todo de tonos blancos. Me alteraba, ya que cualquier cosa que hagas, estas arriesgandote a ensuciar las paredes o los sillones.

Cecilia me dijo que mi " habitacion" estaba en el piso de arriba, no le respondí y subí para poder comenzar con todo lo que implicaba desempacar y hacer toda esa mierda.

Mi habitación es normal, más grande que la que tenía antes, si. Está decorada con cosas femeninas y muy infantiles, lo cual me hace rodar los ojos.

—Tengo dicisiete, no ocho Cecilia.

Me sorprendo de lo rasposa que suena mi voz e ignoro los peluches que adornan la cama.

Tiempo después ya estoy acostada con la respiración un tanto acelerada y mis audífonos puestos reproduciendo a måneskin.

El sonido de la puerta abrirse llama mi atención y observo a Cecilia

—El lunes inicias las clases, tienes suerte de que te aceptaran a ultimo momento. Espero que des todo de ti y no me falles, ya que no duraré en devolverte con tu padre.

Quiero decirle que nunca quise irme, que prefiero mil veces vivir en un departamento rentado y tener el amor de mi padre, que tener una casa de vecindario e insultos de su parte. Pero nuevamente nada sale.

—Y deberías peinarte, parece que tienes un nido en vez de cabello

Cierra con fuerza la puerta y miro el espejo que se encuentra en la puerta de mi armario, me levanto y camino hacia la mochila buscando mis tijeras. Al encontrarlas suelto mi largo cabello y lo peino con mis dedos

A diferencia de Cecilia, mi cabello es más un rubio miel, como el de mi padre. Nunca lo he retocado o cortado, es por eso que el largo llega hasta la altura de mi cintura

Me miro a través del espejo y no puedo evitar detallarme, mis ojos color verde claro se encuentran apagados e irritados, mis labios resecos y no nos olvidemos de las famosas ojeras bajo los ojos.

Tomo el primer mechón de cabello entre mis dedos y coloco la tijera a la altura de mis hombros, suspiro cansada y lo corto.

Y así hasta tener todo mi cabello parejo. Cecilia me llama para cenar pero la ignoro y me acuesto a dormir, cierro los ojos e intento pensar en todo menos en que estoy bajo el mismo techo que la mujer que me abandono.

La cosa es así, hace ya varios años, mi padre descubrió que mi madre lo engañaba— si, con Erick— cuando todo salió a la luz mi madre no dudo en irse con este, dejándome a mi Y a mi padre solos. El proceso de divorcio fue muy difícil para mi padre, y más lo fue cuando Cecilia se negaba a cuidarme o a simplemente verme. Tiempo después mi padre tenía mi custodia y vivíamos en un departamento rentado, puesto que Cecilia no dudó en quitarle dinero, vivíamos bien, a mi nunca me faltó nada. No podíamos darnos lujos pero vivía bien y feliz con mi padre. Lo que no conté fue con que mi padre perdiera su trabajo tiempo despues, llevábamos años cuerdos para luego caernos, las cosas empeoraron y cecilia—La cual se convirtió en la esposa de Erick — se vio obligada a cuidarme hasta que las cosas se solucionen de parte de mi papa.

Intenté por todos los medios salir a trabajar y ayudar a mi padre, pero habían dos obstaculos:

El primero, era la escuela. Estoy en mi último año y eso lo complicaba bastante, ya que mis horarios no me lo permitían. Y el segundo....fue mi padre, el dijo que no era mi responsabilidad trabajar, que todavía debía enfocarme en estudiar y pensar en mi futuro.

Y como ven, aquí me encuentro. Tapada con las sábanas de olor a lavanda hasta el cuello, mirando las estrellas por la ventana pensando en como carajos voy a sobrevivir un año así

tres besos [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora