Capítulo 29 Mi novia

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—Creo que interrumpimos. ¡¡Carajo!! Grita Giancarlo al escuchar la voz de su hermano en la puerta, cubrió a Cloe con su cuerpo mientras ella escondía su rostro en el pecho de su jefe.

—Hola cuñadito.— saluda Paula en tono burlón.— Le damos un minuto.— dijo su hermano cerrando nuevamente la puerta.

—Dios Mío Giancarlo porque no me dijiste la hora que vendría tú hermano y para colmo vino con su novia.—reclamó Cloe bajando rápidamente del escritorio acomodando su ropa, su cabello, nerviosa y presurosa.

—Bueno tampoco yo sabía la hora.— se excusó Giancarlo abotonándose la camisa y ajustandose el pantalón.

—Ay que convincente.— Cloe rodó los ojos negando.

—Hubieras puesto seguro Cloe cuando entraste a seducirme.— bromeó Giancarlo y ella lo golpeó con un folio antes de salir de la oficina sonrojada hasta el cuello.

 Salió totalmente sonrojada y con el pelo ligeramente revuelto con cara de recién follada, cualquiera se daría cuenta de ello.

— Buen día señor disculpe el bochornoso momento y por favor para la próxima tenga la decencia de tocar.

 — Dante soltó una sonora carcajada al ver el rostro de indignación de Cloe por haber interrumpido su sesión se sexo delicioso con su hermano.

—Por lo menos pongan seguro— bromeó Dante.

—¿Y esta mujer tan hermosa? —Preguntó Cloe sonriendo ya recuperada del momento.

—Cloe te presento a mi mujer, Paula Ricci y la madre de mi hija que viene en camino.— Cloe parpadeó sorprendida ya que la última vez no tenía novia y ahora ya hasta será padre.

—¡¡Vaya Dante!! Que rápido eres.— bromeó Cloe para acercarse a Paula y dejar dos besos en su mejilla.

—¡Hermosa! soy Cloe la secretaria de Giancarlo… 

— Mucho gusto Cloe.— Contestó Paula sonríendo tierna.

 —Bien ahora si ya podemos entrar.— Dante siguió molestando  mientras que ella rodó los ojos negando para caminar hasta su escritorio.

Dante y Paula ingresaron a la oficina con una gran sonrisa al ver a Giancarlo acomodando el escritorio.

—Si serás imbécil.— gruñó su hermano.

— ¿Este era el pendiente que tenias por eso no pudiste ir a buscarnos? ¿Ya no se cansan de follar todo el tiempo en su casa como para venir a follar aquí también? Es una pérdida de tiempo. —Bromeó Dante riendo.

—Créeme amor, que lo que menos estaban haciendo es perder el tiempo. —Agregó Paula y ambos solo rieron sin parar.

 —¡¡Vaya!! Cuñadita hermosa a que debo el honor de tenerte aquí.— Giancarlo se acercó a dejar un beso en la mano de Paula mientras que Dante rodó los ojos celoso.

—Ya suéltala, no seas imbécil.— Ahora era Giancarlo que soltaba una carcajada…

 —¿Celosito hermanito?

 —Sí, ¿algún problema con eso?— Paula solo los miraba con ternura a ambos por la forma en la que se trataban, se notaba lo bien que se entendían los dos y el amor que se tenían.

 —Bueno ahora vamos a lo serio ¿Qué sucede Giancarlo?

  Giancarlo tomó asiento en su silla para suspirar antes de hablar. —Y como te comenté, el imbécil de Thomas se quiere retirar del proyecto.

—Pues si se quiere retirar adelante.— contesto Dante haciendo un gesto con las manos.

—Estás loco, ¿acaso te volviste un demente?— Espeta furioso Gian.— ¿Se te olvida lo mucho que trabajamos por este proyecto?

Dulce CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora