TW: AUTOLESIONES

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Caminaba bajo la lluvia, sin paraguas, y sin la falsa sonrisa que había tenido pegada a mi boca todo el día. Mis pasos hacían saltar las gotas de los charcos que se encontraban en el suelo. Mi ritmo era lento, no tenía ninguna prisa de volver a casa en las condiciones que estaba. El pueblo era pequeño, por lo que me quedaría dando vueltas y vueltas aunque mi vida corriese peligro. Miré mi reloj, este marcaba las 1:34 am. La verdad, es que andar bajo la lluvia era una muy buena forma de aprovechar el tiempo un viernes por la noche, o mejor dicho, un sábado en la madrugada. Era la primera vez que pasaba por el parque "los árboles caídos". Durante la luz del día, ese lugar se encontraba abandonado, mientras que por la noche, era un lugar tenebroso y demoniaco, perfecto para que los drogadictos o borrachos formaran sus apuestas o peleas. En ese momento mis ojos se caían y mi columna se doblaba ligeramente hacia delante. Llevaba todavía mi mochila de instituto con todos los libros correspondientes de ese día metidos en ella. Saqué del bolsillo de mi chaqueta las llaves de mi casa y las empuñé como si de un cuchillo se tratara, acercándome lentamente al aterrador lugar con los brazos colgando. Llegué a lo más profundo del parque y me apoyé en la pared del edificio en ruinas, derrumbado justo detrás del sitio. Me dejé caer soltando un gemido, llevado por el aire de la fría noche. Me acurruqué abrazando mis rodillas y ocultando mi rostro en el hueco que quedaba. Mis lágrimas se empezaron a derramar inconteniblemente mientras las gotas mojaban el suelo ya húmedo. Ese fue el único momento del día en el que pude ser yo mismo, quitar mi máscara de falsa personalidad con aire de superioridad para dejar descubrir mi cara de sufrimiento diario. Me parecieron escuchar pasos, pero con mis pocas ganas de seguir viviendo y el sonido de las gotas impactar contra el suelo cada vez de forma más violenta, no le di importancia.
-Con que este es el Toru verdadero, ¿eh?
Mis ojos cansados se giraron hacia la derecha mientras mi cabeza se levantaba. Ahí, una chica a la que le había echado el ojo a la hora del receso, se encontraba al lado mío en ese preciso momento. Me tapé la cara bruscamente con las manos mientras me secaba las lágrimas.
-Tranquilo, conmigo no hace falta que finjas.
-¿Cómo sabes mi nombre?- intenté preguntar sin que me temblara la voz.
-Estando en nuestro instituto, es difícil no saberlo.
-Ahora me siento mal al no saber el tuyo.
-No eres ni el primero, ni el último, no te preocupes. Lynn, de tercero.
-Toru, de cuarto.
-Y...¿Qué hace por aquí un caramelito como tú? Pensaba que vivías en la ciudad.
Me quedé sin respuesta intentando no romper en llanto. Esa chica miraba al frente con su barbilla apoyada sobre sus brazos cruzados.
-No es bueno guardarse tanto dolor, puedes soltarlo, de todas formas, dudo que algo se oiga con la que está cayendo.
Solté un pequeño grito en muestra de detonación y volví a ocultar mi cara entre mis rodillas.
-Toma esto, mi muñequera es la única prenda que no está mojada, límpiate antes de que se empape.
Le lancé una mirada de confusión -¿Por qué eres así?
-¿"Así" cómo?
-Así conmigo...esto no lo había vivido nunca.
-Sabía que no podía ser todo tan perfecto, aunque si te digo la verdad, da el pego bastante ¿Por qué te comportas así?
-¿Qué haces aquí a estas horas?
-No importa si no quieres contestar- Se levantó y me tendió la mano- Al menos deja que te lleve a un lugar seguro, no estás solo en esto.
Mis ojos fueron directamente a los suyos mientras pensaba si estirar mi mano o no.
-Piensas mucho, ¿no crees?-Dijo mientras me miraba fijamente aún con el brazo tendido.
Me ayudó a levantarme del suelo, una vez que estaba de pie, me agaché para agarrar la mochila y partimos. Yo la seguí, aunque no estaba seguro de nada en ese momento, su aura transmitía paz y tranquilidad, sin embargo, algo me decía que no todo iba bien con esa chica. Me llevó hasta el bosque que unía la ciudad con el pueblo en el que nos encontrábamos. Fuimos hasta un árbol el cual nos cubría del agua que caía. Los dos nos apoyamos en el tronco mientras resoplábamos.
-En mi casa siempre soy la última mierda, siempre soy al que abuchean, culpan, desprecian y aborrecen- Solté de repente mientras mis lágrimas caían silenciosamente sin control.
Lynn me miró y frunció el ceño. Yo giré la cabeza hacia el lado contrario para evitar vergüenza.
-Lo siento, no debería de estar hablando...
Me levanté, pero justo antes de poder hacer nada, ella me cogió de la mano.
-No te disculpes, sigue hablando- Me dijo sin quitar la mirada de enfrente.
Miré su brazo unos 5 segundos. En ese corto periodo de tiempo, me dio tiempo a ver todo el sufrimiento que llevaba y lo parecidos que éramos en ese sentido. En cuanto se le levantó un poco la manga, pude ver todas las cicatrices de cortes que llevaba bajo la manga, aunque no todo eran cicatrices... Me senté de inmediato e inconscientemente apreté mi brazo por encima de todas mis heridas. Nos quedamos en silencio, yo me secaba las lágrimas y Lynn seguía mirando al horizonte.
-¿Cómo estás?
Lynn se me quedó mirando, atónita a la pregunta que le acababa de hacer. Se tomó su tiempo para responder.
-Bien- Solamente se delimitó a decir eso. Poco después de soltar una mentira la cual estaba acostumbrada a decir, pude ver como las lágrimas brotaban de sus ojos silenciosamente. En cuanto me di cuenta, giré por completo mi cuerpo, quedando de rodillas frente a ella. Alcé mi brazo, a lo que ella se encogió en señal de defensa al pensar que quería lastimarla.
-Tranquila, no quiero golpearte- Susurré. Cuando sostuve mi mano sobre su cara, sequé sus mejillas y me quedé mirándola a los ojos de nuevo.
-Sé que no lo estás.
-Tu tampoco lo estás.

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⏰ Last updated: Jul 11, 2021 ⏰

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