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TODOS LOS NIÑOS PERMANECÍAN en completo silencio frente a las grandes puertas, escuchando con atención las indicaciones que Minerva McGonagall, como se había presentado con anterioridad, les nombraba

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TODOS LOS NIÑOS PERMANECÍAN en completo silencio frente a las grandes puertas, escuchando con atención las indicaciones que Minerva McGonagall, como se había presentado con anterioridad, les nombraba.

—Me seguirán al cruzar las puertas delante de nosotros para ingresar al Gran Comedor, donde los demás estudiantes estarán situados en las mesas de sus casas, y ustedes, uno a uno, serán seleccionados a una de ellas. Una vez que lo hayan sido, tomarán asiento en la mesa correspondiente, según cómo hayan sido asignados, donde conocerán al resto de los miembros de su casa, para después, disfrutar del banquete de bienvenida —señala con emoción, pero al mismo tiempo conteniéndose para mantener su apariencia imponente —Me han contado que los elfos domésticos de Hogwarts hicieron su mayor esfuerzo para otorgarnos un festín exquisito.

Mégara, escuchando con atención cada palabra dicha por la mujer frente a ella junto a Ara —que se encontraba muy ocupada observando de una manera muy poco disimulada al chico de cabello castaño claro junto al grupo del bote —pudo observar de soslayo la sonrisa arrogante del primo de su amiga, mirando altivo al pálido niño que estaba al lado de la que parecía ser su amiga, pues los había visto hablar con Nate hace algunos minutos.

—Escuchaste eso, Quejicus? –preguntó una vez McGonagall salió de la habitación —Podrás comer todo lo que no comes en casa, además de que con un poco de suerte, podrás pesar más que una pluma y tal vez, solo tal vez, dejarás de ser un quejica.

Expuso, haciendo referencia al delgado cuerpo del pelinegro, ganándose la risa de varios a su alrededor. Sintiéndose victorioso al ver como el pelinegro bajaba un poco la mirada, al mismo tiempo que recibía una furiosa de la chica que estaba al lado de este. Miró detrás de ellos, observando esos ojos oscuros que le habían gustado contemplar sin razón, viéndolo de una manera que le hizo bajar su mirada, pues lo hacían con desagrado y molestia, como si odiará a las personas como el.

Y así era, Mégara Longbottom aborrecía a las personas como el, había sufrido mucho por ellas.

Y no era la única persona que las despreciaba, pero a diferencia de ella, esta no se iba a quedar callada.

—Quejica, Quejicus, vaya, eres tan creativo –escucha la burla de su amiga, haciendo énfasis en la penúltima palabra.

—Hazte a un lado, Zanahoria, no es contigo –el de gafas se incluye a la conversación a la defensa de Black, a causa de que este no mostraba indicios de hacerlo por sí mismo.

—Zanahoria –repite con gracia, como si el insulto se le resbalará, pero era todo lo contrario –Ya veo de donde obtienen las grandes ideas para sus apodos. Bien, pues yo tengo uno para ti, ¿como lo ves, Miope? Si es que puedes claro, es más, ¿cuántos dedos ves aquí? –pregunta socarronamente con su característica sonrisa burlona, mientras le extiende cuatro dedos de su mano derecha a la altura de su cara, que es alejada de un manotazo por el de cabello desordenado.

[ HEROES ] [H.P ERA MERODEADORA]Where stories live. Discover now