DECADENCIA

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En la actualidad, el trabajo de niñera es bastante común entre los jóvenes. Parece sencillo, pero lo cierto es que no cualquiera tiene la capacidad de elaborarlo: se necesita una preparación mental y física para tratar con criaturas tan pequeñas e indefensas.

...

Natalia Coloma comprendía la gran responsabilidad de cuidar niños; ellos siempre son los inocentes y las victimas en cualquier circunstancia. La joven cuidaba a sus sobrinos desde bebes como si fueran sus propios hijos. La química entre ellos iba en aumento al pasar los años. Natalia se convirtió en su segunda madre para aquellas criaturas.

"¿Existiría un mejor trabajo?" se preguntaba Natalia, pues que mejor forma de ganar dinero que cuidando a sus sobrinos. Con eso conseguiría ahorrar lo suficiente para un viaje a Europa, o a Estados Unidos; cualquier lugar siempre en cuando sea en el extranjero. Ella nunca había salido del país. Anhelaba poder conocer nuevos sitios, lugares que solo veía en las películas o folletos de agencias.

Al principio, a Natalia le costaba cuidar a sus sobrinos, especialmente cuando fueron pequeños. Ahora con las edades de seis y siete años, obedecían lo que Natalia ordenaba: comían cuando tenían que comer, dormían cuando debían dormir, y hacían sus labores cuando se les indicaba. Su función era sencilla: simplemente iba, jugaba con ellos, los alimentaba y después los mandaba a dormir; después de eso, veía televisión hasta que su hermana Vanessa llegara.

...

Una vez lista, se trasladó a la sala comedor para desayunar con sus papas. Su padre comía unas tostadas con mermelada, su madre tan solo tomaba una taza de leche. Natalia llegó al asiento del medio y se sentó, agarrando rápidamente unas tostadas y sirviéndose la mermelada. Sus padres la miraban riéndose un poco. Se volvió una costumbre de Natalia comer a toda prisa antes de ir a trabajar, debido a que nunca le gustaba llegar tarde, sin importar que su jefa sea su hermana.

—Tranquila mi abogada, no hay mucho tráfico, es sábado —dijo su madre, que al instante cogió la caja de leche y se sirvió un poco más en su taza.

Natalia había ingresado hace poco a la universidad para estudiar leyes. Desde que entró, sus padres no paraban de festejarle aquel logro.

—Lo siento, pero yo no me arriesgo —dijo Natalia.

Natalia no comía mucho, bastaba con tener una tostada en su estómago para poder irse tranquila. A demás, tampoco había mucho que comer: la economía de ellos los limitaba a solo tener tostadas, mantequilla, mermelada, una caja de leche y otra de jugo de naranja; un desayuno sencillo.

Cuando terminó, cogió su bolso que se hallaba en su cuarto, les dio un beso en la mejilla a sus padres y se dirigió a la puerta de su casa.

—Hasta luego princesa —dijo su padre.

—Los amo —dijo Natalia en el umbral y salió.

No se encontraba tan cerca a la casa de Vanessa; la sociedad relacionaba a los distritos de Villa María del Triunfo y Surco como relativamente cerca, pero Natalia opinaba diferente, pues tenía que tomar dos buses para llegar a su destino. Aunque cueste creer, hasta en los sábados los transportes públicos se llenaban; dada la circunstancia, no le quedaba de otra que estar parada dentro del vehículo durante todo el recorrido.

Al bajar en el paradero, se preparó para la otra caminata. Se le manifestó un leve dolor de cabeza al recordar la larga ruta que iba a ejecutar hacia la casa de su hermana.

...

Después de varios minutos, llegó a la casa lujosa de su hermana con las piernas acalambradas y un dolor en la columna.

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