sechs

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Estoy empezando a pensar que ese chico me está acosando.

La pluma está en el otro lado del escritorio. Decido cogerla. Pero se me escapa de las manos. La vuelvo a  coger y vuelve a la mesa. ¿Qué es esto? Parece como su estuviera viva. La toco con el dedo índice, y da un saltito.

::Número desconocido::

-deberías de probar a ser un poco más amable con la pluma.

¿Qué?

¿cómo que ''amable''?

::El número ya no existe::

No me lo puedo creer. Esto es peor que la programación de Antena 3 por la tarde. Seguro que ahora aparece algún fantasma.

Dirijo los ojos hacia el extraño elemento. Misteriosamente, la punta no apunta hacía mí, como antes. Es como si me estuviera dando la espalda.

–Señora pluma, ¿puede usted concederme el lujo de cogerla? –me hago la loca. Y la pluma vuela hasta mi mano, adaptándose perfectamente en ella. Mi mano se mueve sola hacia la hoja de mi cuaderno de apuntes y dibuja, en una rapidez inhumano una gran mariposa.

En ese momento, Michael llega llorando.

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