capítulo veintisiete.

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Akira

Salí de mi habitación al sentir varios gritos de carcajadas provenientes de dos menores, sabía que hoy venía Emilio a jugar a casa con mi hermano y aunque me encantaría quedarme encerrada con tal de no escuchar sus gritos, siempre acompaño a mi mamá para que no se quede sola mientras está al tanto de ambos, aunque son tan tranquilos que nunca nos causaron un problema, no lo voy a negar.

—¡Hola Kiki! —gritó el menor de los Palacios con aquélla voz tan aguda que me hace reír.

—Hola Emi. —contesté esbozando una leve sonrisa mientras revolvía su pelo, el chiquito era tan parecido a su hermano que me daban ganas de largarme a llorar en ese mismo instante— ¿Sabías que mañana cumplo años? —contó volviéndose a sentar en el sillón, mientras mi hermanito elegía el cotidiano juego de siempre: El fifa.

—¿Si? Mañana vas a tener un montón de regalos Emi. —solté alegre y en él se plasmó una amplia sonrisa emocionado, como cuando todos teniamos esa costumbre de siempre recibir enormes regalos que estuvimos esperando probablemente durante todo un año, hasta que crecés y todo eso se termina.

—Yo voy a ir al cumpleaños. —dijo emocionado mi hermano, mientras le pasaba un joystick al menor para que comience a elegir el equipo con el que jugaría, obviamente eligió Boca— Todos vamos a ir, mamá tambien y vos también. —agregó y yo abrí mis ojos de par en par. ¿De qué me perdí?

Giré para observar a mi mamá, quien estaba tomando mates en la mesa y simplemente levantó su vista para mirarme con una sonrisa de oreja a oreja, como si lo hiciera para enojarme.

—No me dijiste nada, ma. —me quejé mientras me sentaba en una silla frente a ella.

—Si que te dije Akira, te reenvié el audio de Juliana donde nos invitaba a los tres a la quinta que alquiló para Emi y los amigos. —contó rodando sus ojos algo cansada. Yo frunci mi ceño confusa y así quede durante algunos segundos tratando de recordar si lo que me decía era cierto, y efectivamente era verdad, solamente que el audio me lo envió justo cuando pasó todo con Mateo en la casa de Dani y mucha atención no pude prestarle.

—No quiero ir ma, no quiero ver a Mateo. —suspiré apenada mientras me tapaba la cara en modo de frustración.

—¿Otra vez se pelearon? —preguntó sorprendida, yo asentí con mi cabeza.

—Seguimos peleando por lo mismo, pero esta vez se fue todo a la mierda porque quedamos en no vernos más la cara. —conté y ella abrió grande sus ojos sin poder creerlo. Con ella estuve hablando, a mi mamá le cuento todo y obviamente lo sucedido con Mateo y su nueva compañera no podía dejarlo pasar, y probablemente por eso le asombraba tanto al extremo que había llegado todo— La flaca lo ve como un objeto sexual, lo llama solamente cuando tiene casa sola y las fotos que sube con él son los dos en una pieza o los dos al borde de cojer, encima el pelotudo no se da cuenta. —bufé enojada, y mi mamá me miró algo apenada al oír lo que yo le contaba, hasta ella sabe que Mateo no se merece ni en pedo a una mujer así al lado— La última que pasó fue una historia que ella subió, donde me tiró una indirecta a mí presumiendo que tenía a Mateo con ella como si fuese un premio... —comencé a contar mientras ella me cebaba un mate y me oía atenta, por estas cosas me fascina tener tanta confianza para hablar con ella— Yo me re enojé y obvio le hablé por Instagram, ella me seguía haciendo enojar por las cosas que me hacía y después fue a mostrarle la conversación a Mateo, pero no sé que mierda hizo para que Mateo solamente vea mis mensajes y los de ella no, seguramente eliminó los suyos y quedé yo sola re sacada bardeandola por nada. —finalicé con bronca y me crucé de brazos en silencio para esperar alguna respuesta de su parte a todo lo contado.

Akira; trueno.Where stories live. Discover now