Capítulo 13: Belleza que mata.

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El día más esperado por todos los malditos imbéciles que solo quieren burlarse de los demás llegó. El concurso de la voz populi.
Los últimos aspirantes a presidencia ya tenían a su equipo para hacer el atuendo, coreografía, escenario y sonido para su show, mientras que yo, solo tenia como asesor a mi hermano.
—¿Ya sabes que talento harás, princesa?
—Ni siquiera tengo idea que me pondré ese día, mierda.
Era cierto, estaba preocupado y solo faltaban 5 días para el show. Esto es malo, podría perder y todo mi esfuerzo seria en vano. Miré a Scott, él estaba tranquilo sentado en su escritorio fumando un cigarro que ya casi estaba por terminarse. El pelirrojo solo sonrió y me acaricio la cabeza haciendo nudos en mi cabello.
—No tengo opción ¿verdad?
—¿Qué?
—Que idiota eres— terminó su cigarro, lo apagó y se levantó para después irse caminando hacia el pasillo que conectaba a la salida del campus. — Nosotros nos encargaremos. Tú solo ve que harás de talento.
—¿De-De quienes hablas?
— Eso es obvio, de la familia Kirkland, imbécil. — me miró por un segundo y se fue con las manos escondidas en su pantalón pareciendo algo cool. Enfermizo.
Pero pensar que tendré ayuda de mi familia, era algo que podría sacarme una sonrisa, dije podría no se hagan ilusiones.
Mientras caminaba hacia mi salón pude ver a dos tipos que se estaban peleando en la entrada del aula. Terriblemente los conocía.
—¡Largo Iván, tu no tienes nada que hacer aquí!
—Calmate Alfred, solo quiero ver a Kirkland.
—El único que lo verá soy yo — El idiota de lentes era el que sacaba humo de las orejas mientras que el otro solo sonreía.
—¿Qué quieren ustedes dos? Vayanse
—Vamos Arthur. llevamos mucho tiempo sin vernos y me tratas de esa manera. Que cruel
Me sonroje un poco ya que era verdad lo que decía, por todo esto de la presidencia nos ha tenido separados. Antes de que levantara la vista ya había alguien que me estaba abrazando y no era Alfred.
—¡ALEJATE DE ÉL! — el ojiazul chilló como niño berrinchudo y me arrebató de Iván abrazandome posesivamente. Ambos vimos la cara de molestia del ruso y después se fue de manera desilusionada y de pronto ya tenia los labios de Alfred pegados a los míos. Este idiota, no sabe leer la atmósfera sin embargo correspondi su torpe beso haciéndolo un poco mas activo, lo suficiente para poner rojo a la persona que me gusta.
—Arthur…
—¿ya te pusiste duro?
— QUE BOCA TAN SUCIA
—Lo que digas— después de tanto tiempo sin vernos, su tonto comportamiento aun no cambia.
Me tomó de la muñeca y caminamos hacia los baños. Una vez dentro siguió con los besos. Podía sentir su desesperación invadir mi cuerpo y hacerlo mío; su lengua jugueteaba dentro de mi boca buscando la mía y sin pedir ningún permiso metió su mano por debajo de mi camisa tocando y deslizando sus dedos por mi espalda. Que bien se sentía eso, le rodee el cuello con mis brazos y continuamos juntos por varios minutos hasta que no tuvimos mas remedio que separarnos porque ya era tiempo de la siguiente clase. Mire fijamente esos hermosos ojos azules y podía notar una pequeña chispa de placer dándome a entender que quería llegar un poco mas lejos.
—¿Qué clases tienes después?
— Veamos… ninguna en especial— decía mientras acariciaba su cuello con mi dedo índice, seria algo bueno saber como es el cuerpo de Alfred después de todo.
—Entonces vamos a mi dormitorio, estoy solo.
Caminamos rápido, podíamos dejar nuestras cosas en los salones ya que por ser concursantes teníamos el privilegio de faltar en algunas clases. Podía sentir en mi pecho un gran golpeteo a causa de la emoción de tener a Alfred únicamente para mí. Por fin
Llegamos a su cuarto y antes de que pudiera cerrar con llave la puerta, ya estaba besandome en cuello y hombros. Era fascinante la desesperación del ojiazul, empecé a quitarle el cinturón, después a desabrochar el pantalón y la camisa hasta llegar a su cama para que en un movimiento por parte del otro ya este acomodado en la cama. Nunca supe cuando ni como pero ya estaba casi desnudo solo faltaban mis boxers, por otra parte Alfred estaba sobre mí sin ropa alguna, temía mirar abajo y ver su miembro pero, la curiosidad mato al gato.
— Jodidamente enorme…
—No hables así… estoy juntando valor.
—No dejare que metas esa cosa en mi culo.
—¿PERO, POR QUÉ?
Antes de pronunciar mi respuesta ya estaba siendo atacado por los labios de Alfred. Los sentía por todo el cuerpo, en mi pecho, abdomen, clavículas, cuello, piernas, en Todo lugar. Se sentía tan bien que mi respiración era agitada y jadeante; hasta que sentí mordiscos en mis pezones pude sacar mi voz en forma de gemidos, vergonzoso pero placentero
—Nunca pensé que sonaría así tu voz — dibujo una sonrisa en su colorada cara y siguió jugando con mis pezones en forma de chupetones y lamidas muy pero muy estimulantes.
—Ca-Callate~ …
Escuche una risita burlona pero nada más, los demás sonidos provenían de mi voz o eso creo yo. Cuando al fin dejo mis pezones acaricio mi trasero buscando mi entrada.
Salte al sentir su primer dedo entrar en mí, fue doloroso.
— SU PU*A MI***A! — grite algo fuerte pero no fue un grito como otras veces, este tenia algo de liberación de placer y eso hizo cambiar todas las cosas. Alfred movía su dedo por toda mi cavidad haciéndolo mas espacioso, paso un tiempo y metió otro dedo y después otro y así hasta que era tiempo de que su miembro hiciera aparición. Yo ya estaba fuera de mi limite, gimiendo y gritando el nombre del estúpido de mi novio
— voy a entrar, Arthur…
— Callate y hazlo. Maldita sea..~
Empezó a meterlo lentamente, yo me sentía partir en dos y era doloroso a tal punto que comencé a agonizar pero todo mi dolor se detuvo cuando vi la expresión de Alfred, era única y podría decirse que sensual; lo dudo, sobrepasaba todo nivel de sensualidad que podía haber catalogado.
Me aferre a él fuerte mientras podía escuchar sus jadeos y suspiros de éxtasis.
—Arthur… Esto es la gloria
comenzó a moverse despacio y yo, por dios, quería que fuera más grande su maldita cosa.
— ¡ahh! — gemía fuerte entre cada embestida y Alfred se mordía los labios por el placer que le causaba.
Llegamos rápido en el clímax de todo esto y nos venimos en el mismo momento; claro él en mi trasero y yo en mi cuerpo.
Cansados nos acomodamos en la cama y nos miramos fijamente.
—Buenas noches… — decía mi novio quedándose muy dormido. Yo lo besé y tomé mis cosas para irme a mi cuarto. Cuando llegue había una visita nada amigable.
—No pensé en verlos tan pronto.

Amándote y odiándote cada segundoWhere stories live. Discover now