xi. I am sincere in front of whom I least expect

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Suena un disparo en la estación. Otro niño pobre se rompe y queda muerto solo. Eso me hace preguntarme por qué sigo aquí. Por alguna extraña razón, ahora me siento como en casa, y nunca voy a ir.


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ACTO I | ONCE
Me sincero delante de quien menos espero
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            —Y yo, pues, como sangre legítima de dioses y hombres, reclamo mi semidivinidad. Reclamo su presencia, lo llamo, lo invoco. Llamo al monstruo. Exijo que aparezca, que surja de las profundidades del Tártaro y obedezca mis órdenes...

Las palabras que Lyra Walker pronunció aquel día dos años atrás se entrecortaron con la aparición de un violento remolino en el centro de la pista.

La arena voló a los ojos de los espectadores, que se cubrieron el rostro con las manos. La niña sólo se asomó entre sus brazos cuando sintió que la repentina ventisca había amainado. Lo que sus ojos vieron en aquel momento la dejaron sin aliento, y es que los granos de arena comenzaron a secretar una densa oscuridad que se arremolinó hasta adoptar una forma.

Varios campistas reprimieron gritos de terror o de asombro, observando horrorizados al perro del infierno que la pequeña e inocente Lyra Walker había invocado. La niña de no más de once años no daba crédito a lo que tenía ante ella y tampoco fue capaz de moverse. No por el terror, no por el miedo, sino por el horror de tener que matar a un perro.

Porque eso era la criatura que Lyra había sacado de las profundidades del infierno aquella tarde: un simple cachorro de pelaje negro como la misma noche y ojos anaranjados como la lava. Un cachorro que corrió a esconderse al ver a tantos guerreros armados que no durarían ni un segundo en clavarle un puñal. Un cachorro que la buscó a ella, que buscó la seguridad de quien en ese instante se convirtió en su dueña, esperando que Lyra Walker pudiera protegerlo de los semidioses enemigos.

HEROINE | percy jacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora