En tus veintes se supone que tu vida se está desenvolviendo para convertirse en lo que será por el resto de tus días mortales. Tu carrera, tus amistades, tus hobbies... puede que no duren para siempre pero te marcarán, o al menos se convertirán en anécdotas de lo que alguna vez fuiste. Son tus años de vitalidad, pues en ellos puedes darte la libertad de experimentar y vivir.

Todo eso es una ilusión de mierda. O al menos eso piensa Louis.

Con veintitrés años se siente más pesado que nunca. Sus amistades escasean, la carrera cada vez le cuesta más, y no puede pensar en un futuro que tenga sentido.

No es como que no haya intentado buscar ayuda. Por Dios, todavía recuerda las irritantes voces en los grupos de terapia a donde acudía a pedido de su tía. Había aceptado asistir a ellos en promesa de que esto le ayudaría con sus cada vez más debilitadas habilidades sociales, que tocaron fondo luego de la muerte de su madre a causa del cáncer.

Esa era la premisa de los grupos: Un lugar para jóvenes adultos que habían sufrido una pérdida causante de un trauma profundo que les impedía seguir significando su existencia, sus respiros; un acontecimiento que les carcomía por dentro y no los dejaba funcionar.

Nunca sintió nada en esos encuentros. Sin importar lo similares que eran las historias de los demás a la suya, simplemente se sentía incapaz de ver reflejado algo de sí en otros. Como si él fuera el extraño más alienado de la historia de la humanidad.

Su tía atribuía el fallo de esta modalidad de sanación al hecho de que Louis era tímido. Louis, por su parte, simplemente conocía la cruda realidad: no servía hablar de la pérdida de su madre porque ese no era el problema. Sabía que nunca se había sentido conectado con nadie, incluyéndose a sí mismo. Era un extraño para sí mismo al igual que para el resto de las personas.

Es cierto que en la infancia había sido callado y no había hecho muchos amigos, y que por esto tampoco tuvo motivación para seguir algún pasamiento más allá de leer en sus primeros años de vida. Pero él estaba seguro de que había algo más que la timidez. Simplemente no veía el punto en nada. No entendía porqué debía esforzarse, y la idea de que debía hacerlo por su propio beneficio no lo convencía.

Había visto a su madre vivir por otros, siempre con una sonrisa, lista para ayudar y complacer. Ante el mundo parecía perfecta, y también lo era con él. Siempre le preparaba su comida favorita pero sabía imponer disciplina, y a su pequeño de ojos azules nunca le faltó nada. Pero Louis la veía más allá desde que tenía memoria; porque durante la noche la escuchaba suspirar agotada, con expresión de agobio. Louis llegó a la conclusión de que su madre se sintió incompleta toda su vida, solo que al contrario de él pudo encontrar una manera de canalizar su búsqueda por un significado mediante la ayuda al prójimo.

Lástima que su hijo no tenía la energía para seguir sus pasos.

A los nueve años ya fantaseaba con encerrarse en una habitación repleta de libros, de donde no debería salir nunca, y en donde podría librarse de las limitaciones humanas de comer e ir al baño. Cuando siguió creciendo y maduró hasta comprender que eso era imposible, comenzó a fantasear con una muerte rápida e indolora. Ante cada inconveniente simplemente pensaba que podría matarse para no pasar por algún tipo de sufrimiento.

Solo una vez sintió una inocente conexión con otra persona. Tenía diez y medio, y creyó encontrar a otra niña con su mismo modo de pensar. ¿Para qué agobiarse con vivir? Mejor pasar los días lo más rápido posible hasta que se necesite usar la salida rápida. De todas formas, ese fin era al que todos los humanos llegarían. Obviamente aquellas no fueron sus palabras, porque vamos, tenía diez y medio.

Pero cuando oyó a la niña decir que su papá ya no estaba y que no podía esperar a seguirlo al cielo, y que lo haría esa tarde tirándose del techo, se sintió entendido. Le dijo que le parecía una estupenda idea, y que le mandara saludos a su papá de parte de él.

Al otro día la niña ya no estaba, y a Louis lo habían citado con su madre a la oficina del director.

- No entiendo, ¿qué tiene que ver mi hijo en todo esto?

- Señora, un niño oyó a Louis incitar a la niña a cometer el acto.

- Eso no puede ser, ¿Cómo demonios pueden acusarlo de algo así?

- Porque él confesó.

Los ojos azules de madre e hijo se encontraron, los de ella en expresión de desconcierto. El niño solo pudo asentir, porque no entendía qué estaba mal. ¿No había en todo caso ayudado a la niña a estar con su padre, al que extrañaba profundamente? Según su pequeña mente, actuó por buena voluntad, en ayuda del prójimo. Eso es lo que su madre le había enseñado.

Como se puede deducir, los próximos años se la pasó yendo y viniendo de citas entre psicólogos y psiquiatras. Una vez oyó a su tía decir que eso fue demasiado para su madre, y que por eso ella enfermó.

Pero eso estaba en el pasado. Él ya estaba mejor, ya estaba normal, y no había necesidad de recordar nada de eso. Rachel, su tía, siempre lo repetía. Lo repitió el día en que pagó el departamento de un recién graduado Louis con lo que quedaba de la cuenta de su madre. "El pasado pisado, Lou. Así que ten cuidado con lo que hablas con los vecinos. Nos vemos el sábado en la cena, y no olvides anotarte en tus materias".

Con veinte recién cumplidos, con una nota de su último psiquiatra que lo capacitaba para estudiar y trabajar siempre y cuando continuara con terapia psicológica, y con un departamento para él solo, se supone que debía sentirse en la cima del mundo.

Pero con veintitrés se siente cada vez más cerca de utilizar aquella vía de escape que nunca abandonó su mente, y que sabe que no lo hará por más ayuda que reciba de los especialistas.

Solo sabe que debe seguir por algún motivo, tal vez por su madre o su tía. Solo en la profundidad de la noche, mientras fuma sentado en el suelo y se mira detenidamente en el espejo de su habitación, piensa que tal vez sigue porque quiere sentirse normal al menos una jodida vez antes de irse. De cualquier manera está convencido que el tiempo se acaba.  

Mindless. // LarryWhere stories live. Discover now