Cumpleaños.

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Bajé del taxi, estaba lloviendo y corrí los pocos metros para entrar al edificio. Él vigilante me saludo con una sonrisa, como siempre, la devolví amablemente.

Caminé al elevador y apreté el botón para subir, de inmediato abrió la puerta y entre, toque el botón del piso 5 y espere con cierta impaciencia llegar a mi destino.

Se abrieron las puertas y rápidamente saqué las llaves de mi bolso, abrí y entre al departamento, miré mi reloj y faltaba justo una hora para que Lucas pasara por mí, de inmediato me metí al baño y me di una ducha rapida.

Terminé de arreglarme justo 5 minutos, antes de las 8, salí de la habitación y me sente en el sillón a esperarlo. Me di cuenta de que el botón de la contestadora estaba rojo y parpadeando, señal de que tenía un mensaje, así que presione el botón y escuche la dulce voz de mi novio.


—¡Feliz cumpleaños Samy!, mi amor no sabes como lamentó no poder llevarte a cenar hoy, pero es imprescindible para la empresa que cierre hoy este contrato, representa muchos millones y por más de que le suplique a mi padre que enviara a alguien más no quiso, me reiteró que solo yo podía covencer al cliente, te prometo que te compensare, recuerda que te amo.


Cerre los ojos resignada y deje caer mi cabeza en el respaldo del sillón. Qué inconveniente que tu cumpleaños caiga un martes y que la única persona que tienes cerca tiene que cumplir un compromiso laboral de su padre.

Desee en ese momento seguir viviendo con Facundo, mi mejor amigo, entonces recorde que odiaba muchas cosas de su ciudad y ademas no tendría el magnífico empleo que ahora tenía que, aparte de disfrutar, me permitía darme varios lujos.

Me levanté del sillón y me dirigí a la cocina, busque en la alacena de abajo y encontré una botella de vodka a la mitad, la saqué y la coloqué en la mesa, abrí el refrigerador, saqué unos hielos, un zumo de naranja y de la alacena de arriba un vaso.
Coloqué un par de hielos en este, un poco de vodka, llene el vaso con zumo ''Feliz cumpleaños Sam'' me dije y alcé mi vaso, como brindando al aire y le di un trago considerable.

Me senté en una silla del comedor y puse un poco de música, era mi cumpleaños número 23 y lo estaba celebrando sola, lo que orilló a que hiciera un recuento de mi vida, a decir verdad la mayoría de mis cumpleaños habían sido aburridos, a excepción del número 21, en el que me habían organizado una fiesta sorpresa.

En general mi vida era bastante monótona, centrada básicamente en mi trabajo y en mi novio, un importante futbolista que dedicaba las pocas horas que le quedaban luego de los entrenamientos para sustituir a su padre en un empleo familiar que según el nisiquiera le interesaba, en cuanto a las amigas, solos dos, una casadas y la otra madre soltera, genial, no tenía opciones de con quién pasar este cumpleaños.

El sonido de mi móvil me saco de mis pensamientos me levanté y tomé mi bolso que había dejado en un mueble junto a la puerta, empecé a buscarlo y entonces encontré con que entretenerme un rato, mi bolso era un completo desorden.

Vacíe todo el contenido dobre la mesa, había un gran surtido; entradas de cine, notas de restaurantes, servilletas, mentas, plumas, pintalabios, tarjetas que empecé a seleccionar ya que podrían servirme y las que no a la basura. De pronto una servilleta, con algo escrito llamo mi atención, era un número móvil y una frase escrita debajo, Clave: "¿Estás libre esta noche'', entonces recordé la conversación fortuita que había tenido con una chica en aquel bar al que fui con unos compañeros de la oficina tres semanas antes. Ya con unas copas encima me quejé de la poca atención de mi novio, ella saco una servilleta y anoto los datos —''No te vas a arrepentir, solo di la clave y estarás en el paraíso, el chico es un dios y te aseguro que te dejara sin sentido"

Miré fijamente la servilleta, releí varías veces el número y la frase, era una locura, citar a un desconocido tan solo por la inmensa soledad que tenía y, además ¿con que fines?, no iríamos a cenar precisamente, esa chica me dejo muy claro cuáles eran las habilidades de su ''amigo'', como lo llamo. ¿Y qué más da hacer una locura en mi cumpleaños, siempre he sido una chica muy correcta, ni siquiera me fui de excursión en la escuela y siempre tenía las mejores calificaciones, nunca les había dado dolor de cabeza a mis padres y mi jefe siempre alaba mi sentido de responsabilidad, así que al diablo con todo, tenía derecho a divertirme, ademas estaba maquillada y arreglada.

Nerviosa tomé mi móvil, digite el número, pero al momento de presionar el botón de llama me acobarde y entonces terminé presionando el botón de colgar, repeti el mismo procedimiento varías veces, mientras mi corazón se aceleraba con cada intentó. Bebí el último trago de mi bebida y me dio el valor que faltaba, así que finalmente presione el botón, mientras sentía los latidos de mi corazón en la garganta y hasta podía escucharlos. Sono una vez, dos, tres ¿Pero que estaba pensando? Y seguramente el tenía una vida y asuntos que atender, estaba casi por colgar cuando una voz hermosa y aterciopelada me dijo:

—Hola— me quedé muda, mis manos sudaban y creo que todo mi cuerpo temblaba por los nervios— Hola— volvió a decir el extraño con tono mas sensual.

—¿Estás libre esta noche?— dije atropelladamente, cerrando los ojos cómo si él me estuviera viendo.

—Sí, ¿en donde nos vemos— respondió y casi pude asegurar que sonreía.

—No lo sé, tú dime— no iba a citarlo en mi departamento, alguien podía verlo.

—¿Te queda cerca el Hotel Rose Imperial?— muy convincente, como no se me ocurrió.

—Como a unos 20 minutos— dije no muy segura, no lo identificaba muy bien.

—Te veo en el lobby en medía hora, ¿te parece bien?

—Si, claro— con suerte el tráfico me lo permitiría.

—¿Cómo te reconozco?

—Mido 1.60, cabello largo castaño y traigo un vestido color negro asimétrico de manga corta que me llega debajo de la rodilla, ¿y, yo como te reconozco a tí?

—Simplemente lo sabrás, en medía hora te veo.


Escuche el ''tun, tun'' que había indicado que él había colgado primero, metí lo indispensable en mi bolso, como un labial, mi billetera y mis llaves, tomé mi abrigo y salí prácticamente corriendo. Mientras estaba en el ascensor pensaba en lo que estaba a punto de hacer, era completamente una locura, una cita en un hotel con un desconocido que igual podría ser un psicópata. Pero yo lo había hecho igual y mi número había quedado registrado en su celular, si no me aparecía seguramente me buscaría por reproche.

Tome mi taxi y le indiqué la dirección, exactamente 25 minutos después estaba yo cruzando la puerta del hotel, uno de cinco estrellas, por cierto jamas, imaginé que aquí te alquilaran una habitación para una sola noche. Tome un gran respiro, mientras caminaba nerviosa de un lado a otro, y ¿si era una broma? , la chica que me dio el telefono solo la vi una vez y por lo que recuerdo estaba pesadita de copas.

Definitivamente había perdido la cabeza, estaba por salir del lugar cuando alguien susurro en mi oído:

—¿Estás libre esta noche?— el sonido de su voz me erizo la piel.

Asenti con la cabeza, aquella intensa sensación que su aliento me produjo en mi oreja no me permitía hablar y eso que todavía no me tocaba. Volteé y me encontré con el chico mas lindo que había visto jamas: Alto, de ojos marrones verdaderamente impactantes, cabello castaño y una sonrisa que en verdad te hacía pensar que él era un dios.

Me ofreció su brazo y nerviosa lo tomé. Caminamos en silenció al elevador, subimos al 15 piso y recorriemos el pasillo hasta la última habitación. Deslizó la tarjeta y la puerta se abrió, me dejo pasar primero, ademas de lindo, olía exquisitamente.

Entró destras de mí, encendió la luz y cero la puerta.









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Ardiente tentación (Julián Álvarez)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora