Regreso

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Lo de Nerea y yo se volvió curativo... fue para mí una luz. Necesitaba sentir que podía ser valiosa para alguien y al parecer ella sabía cómo hacerlo. Pero siempre estaba esa estúpida espina, ¿Por qué no pudo ser así con ella? Y eso me hacía sentir la persona más miserable de la tierra, aferrándome tanto a esa mujer, cuando a mi lado tenia a un sol.

Para octubre necesitaba volver a México, era el cumpleaños de mis sobrinos y al parecer todos necesitábamos un pequeño descanso antes de pasar a la post producción. El disco estaba casi listo y el primer sencillo era una de mis canciones, así que no me podía sentir más cómoda con mi vida en este momento. Nerea había dicho que se quedaría en Los Ángeles, ella ya llevaba viviendo ahí alrededor de 3 años, así que no tenía urgencias por hacer algo antes de navidad.

-Nerea espera que la lleves a México- me sorprendió Paulina mientras me lavaba los dientes - está preocupada. Piensa que te encontraras mágicamente con la perra verde y no regresaras-

-Ella siempre es tan exagerada, pero de buena manera, de esas que hasta causan gracia- dije con la boca llena de espuma

-Vamos, no estoy bromeando y antes de que me digas "tú y Ernesto lo llevan bien separados" debes saber que es porque somos perfectos, el hilo rojo el uno del otro, el medio aguacate y así. Pero ese no es tu caso y yo también pienso que deberías llevarla contigo, han salido por casi 6 meses, no está mal que la lleves a tu casa- Salí del baño mientras me perseguía a la habitación- dime algo, me vuelve loca que guardes silencio, lo sabes-

-Mira lo que hay en el escritorio- levanto los pasajes de avión- te lo diré solo a ti. Pero no me siento capaz de pisar México sin ella, si solo fuera a Baja, iría sola, pero necesito ver unas cuantas cosas en casa, así que tendré que pisar la ciudad y sin ella no sé si pueda-

-Sé que quizá en algún momento tu dejes a Nere- me deje caer boca a riba en la cama- solo no le mientas, dile todo-

-Lo hago, lo hare- me puse las manos en el rostro- ella es muy importante para mí...-

Cuando llegue al estudio para despedirme, Nere estaba algo cabizbaja, pero en cuanto encontró los boletos de avión entre sus papeles casi rompe mi silla de la emoción. Era como si hubiera ganado algún tipo de lotería y yo no podía entender tanta alegría. Nunca había viajado con alguna pareja, y eso me hacía tanta ilusión al final del día. Ella nunca había pisado México así que estaba el doble de emocionada por la situación. En cuanto pisamos Baja California, se volvió loca con las fotos. Puedo jurar que fotografiaba hasta los pichones. En casa mi hermana la recibió como si fuera el Mesías. Todos la adoraron y yo solo podía mirar como brillaba a lo lejos.

-¿Lo lograste?- me pregunto Mady mientras preparaba el desayuno

-No lo sé- me encogí de hombros- la quiero tanto, pero no se...-

-¿Por qué sigues aferrada a esa perra?- al parecer desde hace un año Evergreen había cambiado su nombre a perra, porque era de la única manera que la llamaban mis seres queridos

-Porque la amo, y porque soy idiota claro está- la mirada en mi hermana era por demás desaprobatoria pero no podía decir más.

-Yo la amo a ella- dijo en modo berrinche- así que no lo arruines o quedaras fuera de la cena de navidad de por vida- me señalo- no pero ya en serio. Cuídala, y si es que de verdad es muy difícil para ti el dejar ir a Ever...

-Lo sé, "díselo" todo el mundo me repite lo mismo-

-¿No crees que sea por algo?- y la conversación quedo en el aire cuando los niños llegaron empujándose el uno al otro por un pan francés.

Después de una semana en casa de mi hermana ya estábamos de camino a ciudad de México. En cuanto llegue al aeropuerto la mente me torturaba como si fuera un maldito héroe de guerra.

-¡Chico con suerte!- grito Sam que nos esperaba en la entrada- mírate, ¿Dónde está ese estilo?- dijo señalando mi sudadera 

-¿Estilo?- pregunto Nere mientras extendía la mano para saludar a Sam

-Antes no le quitabas el traje y el chaleco ni con espátula, todo un gusto al fin verte en persona chica con suerte- le guiño el ojo estaba extrañamente feliz, no sé si era el efecto que tenía esta chica en el mundo entero o solo estaban de verdad alegres de verme con alguien.

Todo el camino fue una lluvia de anécdotas, no podíamos parar de reír, y ese saludo se hizo comida y esa comida se hizo cena, y yo ya me sentía en casa. Nunca note cuanto realmente eche de menos la ciudad hasta que regrese.

-¿Me extrañaste?- pregunte antes de que se fuera a manera de joda

-Ocho meses, ocho jodidos meses sin ir a una fiesta decente, sabes lo que es eso-

-Ni que lo digas, ocho meses sin tener chofer, fue lo peor- reímos

-Todo el mundo ha sido tremendamente amable conmigo, nunca recibí tantos elogios en mi vida-

-Y yo tantos sermones- reí- era como si tuvieras un millón de padres- me acurruque poniendo mi cabeza sobre sus piernas

-Es que soy demasiado linda para ti- me beso- me encanta tu casa. Es muy tú. He visto tu closet hace un rato, ¿Quién tiene tanta ropa formal?-

-Muero por ponerme un buen pantalón cortado a la medida o un vaquero con un corte de verdad- le susurre

-¿Por qué dejaste de vestirte así?-

-Tenía calor y estaba en depresión- reí- fue la peor mezcla para mi estilo-

-Me molan mucho tus dos estilos- jugueteaba con mi cabello- aunque...podría ser mucho más sensual el quitarte una traje que una camisa hawaiana- 

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