Día 7

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Prompt: Free day

Sherlock fumaba un cigarrillo mientras estaba en la habitación de la nueva mansión de los Moriarty, la que le habían asignado durante lo que durara la mansión. El lugar era bastante bonito y su cama era cómoda, sin embargo nada se comparaba a la que compartía con su Liam allá en nueva York. Pensando en su esposo su mente viajo a cierto día libre que ambos tuvieron antes de que Sherlock viajara a Francia. Aquella ocasión fue bastante especial pues fueron a Broadway a ver un musical que le había llamado mucho la atención a su Liam. Habían pasado un agradable día y el rubio le había comentado a Sherlock que podrían asistir a la función para cerrar con broche de oro la jornada.

-Billy nos consiguió estas entradas, ¿no crees que sería bueno ir, Sherly?- mientras lo observaba con aquel ojo escarlata tan bonito al que Sherlock no podía resistirse.

-Liam sabes que no puedo decirte que no, aún ahora me tienes en la palma de tu mano- mientras lo abrazaba.

-En realidad no es así del todo. Recuerda que no me hiciste caso, no sé, hace unos días y casi haces explotar nuestra casa.

-No seas rencoroso, amor. Fue solo un pequeño error de cálculos, no me mires así.

William solo rodo su ojo y le señalo que lo hizo solamente por el placer de hacer reaccionar químicos peligrosos.

-Recuerda que te compense por ello- dijo casi ronroneándole en el oído.

-Será mejor que vayamos la función pues empieza en una hora y media más. Toma tu abrigo querido- mientras señalaba el sillón donde este yacía tirado pues ya se había rendido en decirle a su esposo que lo dejara en el perchero

Salieron de su casa con rumbo hacia uno de los teatros para ver aquel musical que era bastante popular últimamente. Ante los ojos de la sociedad eran vistos como amigos muy cercanos por lo cual no eran cuestionados por vivir juntos, además contaban con el respaldo de Billy quien aunque se burlaba de ellos seguido no veía con malos ojos la relación que sus dos amigos llevaban.

-Wow, Billy se lució esta vez- dijo Sherlock observando que los boletos correspondían con unos de los mejores lugares. Como ya se encontraban afuera del teatro ingresaron a este.

-Sí, debemos agradecerle. ¿Crees que una canasta de manzanas de alta calidad baste?

-Ya hacemos suficiente ayudando a ese sinvergüenza con sus misiones-dijo Sherlock con fastidio, tomó los boletos y los presento en la entrada. Entonces pudieron ingresar al lugar e ir a colocarse en sus asientos.

Todo creaba una atmosfera realmente mágica, las luces iluminaban perfectamente el escenario y Sherlock solo podía observar cómo resplandecía el bello ojo de su esposo. Además no podía evitar observar completamente enamorado el anillo con la gema azul que el rubio traía en su dedo. Aquello le traía calidez a su corazón y observaba orgulloso el suyo que llevaba una piedra roja, el cual asimilaba la mirada de su querido rubio, quien pensó aquel detalle.

-Liam es alguien muy detallista y romántico. Aunque muchas personas no pensarían así pero me alegro de que yo sea el objetivo principal de sus atenciones- pensó complacido con aquello.

-¿En qué piensas Sherly? La función ya va a comenzar.- dijo mirándolo con curiosidad

-En ti- le susurró mientras le guiñaba un ojo.

-Estamos en público- dijo con un leve rubor pero su pequeña sonrisa lo delataba.

-Hoy es nuestro día libre y después podemos...-dijo acercándose para susurrarle nuevamente.

William lo reprendió señalándole que aquello era sucio de su parte, pero que no se quejaba mientras le daba una significativa mirada. Entonces el musical comenzó y antes de que fueran conscientes ya todo el público estaba aplaudiendo incluidos ellos mismos.

-Eso fue genial ¿no lo crees Liam?- dijo emocionado Sherlock.

-Así es, uno de los mejores que he visto Sherly.

Entonces comenzaron a caminar hacia la salida pues su cita todavía no terminaba. Casi caía la noche así que decidieron que sería bueno cenar en un restaurante. Por lo que fueron a uno que quedaba cerca de una plaza muy bonita pues así aprovecharían para pasear un poco. Ya que no podían tomarse de la mano con libertad, se contentaban caminando bastante juntos tanto que sus hombros se rozaban levemente. Llegaron a un local y entraron pidiendo mesa para dos. Fueron atendidos muy bien ya que habían ganado cierta fama en todas partes de nueva York debido a las misiones que Billy les encomendaba.

-Por aquí señores- les dijo un mesero guiándolos a una mesa disponible.

Sherlock y William se sentaron sin evitar quedar maravillados por la vista nocturna de la ciudad a través de la ventana, aunque el hombre de ojos azules solo observaba las luces reflejadas en la mirada de su esposo.

-Nueva York es una ciudad hermosa, ¿No lo crees Sherly?- mientras lo observaba con cierto brillo en su ojo.

-Lo es, pero no tanto como tú Liam.- dijo sinceramente pero luego se sonrojo debido a la encantadora risita de su novio.

-Sherly, dices cosas tan lindas- mientras apoyaba su cabeza en su mano y le sonreía de aquella manera suave que hacía que el corazón de Sherlock se acelerará.

Este solo pensaba en lo mucho que le gustaría besar aquella sonrisa, pero debía contenerse pues estaban en público y no le gustaría atraer atención innecesaria. A él no le interesaban demasiado las normas sociales ya que si pudiera tomaría la mano de su Liam cada vez que caminaran y lo besaría en cualquier lugar sin importarle nada más. Sin embargo aquello no era posible, pero siempre tendría la comodidad de su hogar para demostrarle lo mucho que lo amaba y deseaba.

Sus platos les fueron traídos y comenzaron a comer, Sherlock miraba de reojo a su esposo pensando en que se veía realmente lindo utilizando los modales que aprendió cuando era un noble. La manera tan refinada en la que tomaba el tenedor hacía que el hombre de cabellos oscuros suspirara completamente enamorado.

-Sherly, si me observas tanto se enfriará tu comida- mientras lo miraba con un poco de burla.

-Cierto- entonces siguió comiendo pero sin dejar de robar miradas de su esposo y lo bello que se veía haciendo absolutamente cualquier cosa.

Después de comer se encaminaron a su casa y una vez cerraron la puerta se dieron aquel beso que estuvieron deseando durante toda la tarde. El contacto fue hambriento como si nunca se hubieran besado antes y es que esconder como se sentían era realmente frustrante. Prontamente las prendas comenzaron a sobrar y terminaron por enredarse en su dormitorio, entregándose nuevamente a quien más amaban.

Recordar aquello lo llenaba de calidez, deseo y amor hacia su amado esposo a quien tan solo deseaba besar una vez que se reunieran. Pero debía ser paciente y se aseguraría de que este lo recompensara por sus labores.

-Diablos, Liam. Te extraño tanto, pero haré lo que me pediste. No podemos dejar que ese tipo se salga con la suya ya que un conflicto de consecuencias catastróficas podría empezar- pensó Sherlock dándole la última calada a su cigarrillo

Sherliam week 2021Where stories live. Discover now