¿Has llorado de felicidad?

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Apenas entramos a la camioneta, el primero en hablar es Dan.

—Fue venganza, ¿cierto? —Enciende la camioneta, y pisa el acelerador como si huyéramos de un apocalipsis zombi.

—¿Qué? —De veras, no entiendo de qué habla. El arrancón me desestabiliza.

—Pues, que todo lo que ocurrió allí dentro fue espeluznante.

—Me dueles, Dan.

—Excepto el beso. —Cara no ardas, please—. Todo lo demás podría calificarse como acoso sexual.

—¿Qué? —Estoy que estallo de risa, ya me puedo imaginar el escenario—. Te traje a conocer a mi abuela, ¿no es eso otro nivel de amistad?

—No. Fue acoso ¡Me manoseó partes que ni sabía que tenía, exploró mi alma en dos segundos, Magnolia! Y no de manera metafórica —esto lo dice en un grito contenido. Fue peor de lo que creía—. No fue buena idea dejarme con tu abuela, es una pervertida. Voy a tener pesadillas durante los próximos años.

—Lo siento, Dan. ¿Me perdonas?

—Solo por otro beso, pero ese no es el caso, Magnolia —su tierna declaración hace que mi corazón se acelere. ¡Por Dios!, Magnolia, ¡el chico está traumatizado!—. Fue acoso, ¿tu abuela sabe eso? Podría denunciarla. Por lo menos me hubieras advertido...

—Lo siento, de verdad, pero te dije que tuvieras cuidado.

—Pudiste haber especificado sobre qué, debía tener cuidado. Es una suerte que viva tan lejos de la civilización. —Baja la velocidad de la camioneta y me mira para luego reírse, su risa es contagiosa y me río con él—. De verdad, tu abuela es un peligro.

—Solo para los hombres, y tienes razón, pude haber especificado, mas, también sentía vergüenza. Ni siquiera el abuelo pudo soportarla. —Dan se ríe y sé que al final fue un buen día, con Dan riendo y el tercer ingrediente en el bolsillo.

¡Ahora solo necesito una lágrima de felicidad!

—¿Has llorado de felicidad? —la pregunta se escapa de mis labios.

—Solo una vez.


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¿Poción de amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora