Talk Me Down

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Un ruido insistente de fondo comienza a colarse entre la inconciencia de su adormilamiento, incrementándose de a poco mientras lentamente comienza a ser consciente de su despertar. La luz de la mañana entra por la franja abierta de sus cortinas grises y pesadas dándole en la cara, provocando que se remueva y estire en la cama. Abre un ojo azul tentando con la mano el lugar de donde proviene el molesto sonido en su buró.

-. Estúpida alarma. - murmura con voz ronca de adormilamiento. Deja el celular en el mismo lugar de antes y se recuesta en la cama de nuevo.

Valentina toma un respiro hondo mientras se estira un poco en la gran cama King de su habitación, por costumbre, solo dormía de un solo lado de la cama. Rueda hasta quedar de lado frente al lado vacío, tomando otra respiración profunda, perdiéndose en nada más que ese lugar.

I wanna sleep next to you, but that's all I wanna do right now

Sentía el corazón particularmente apretado entre su pecho, como si tuviera un peso invisible sobre él, uno que hacía 4 años que no sentía. Sabía la razón, hoy volvería por fin a casa.

La simple idea le trajo consigo escalofríos y es que en esos 4 años no había vuelto a ese vecindario ni en navidades. Rogó a su padre y hermanos que la visitaran cuantas veces quisieran si querían verla y ellos no se opusieron a hacerlo. Pudo soportarlo, porque evitó a toda costa que su padre y hermanos hablaran o dijeran algo de Juliana, cosa que al inicio resulto bastante extraño para su familia, hasta que una tarde de año nuevo, sentados en la sala de estar de su departamento, riendo y cantando pésimas canciones navideñas mal entonadas, Guille la mencionó, y dijo que la había visto llegar a casa y que un chico le había ayudado a meter las compras, mientras él la saludaba.

Todos los muros imaginarios que Valentina había edificado a su alrededor a lo largo de ese tiempo en que había estado alejada de ella, se comenzaba a desmoronar de nuevo, no pudo sostenerlo más y por fin conto aquella historia que nadie más que ella y su terapeuta conocían y claro, la mujer de ojos color chocolate que vivía al inicio de la calle de su vecindario.

-. ¡Dios!.- grito tomando la almohada a su lado y poniéndola en su cara.

Juliana había sido alguien tan importante en su vida, mejor dicho, era alguien tan importante en su vida, que sentía como si el paso del tiempo solamente hubiese reafirmado aquello, que un día de verano a la orilla de un lago se había terminado de esclarecer en su cabeza, aquello que un día entre besos en su habitación empapelada de flores rosas, se habían dicho al oído mientras estaban haciéndose el amor.

Home is just a room full of my safest sounds

Y lo había reafirmado en muchas ocasiones al haber llevado a otras personas a su cama, y no sentir ni la mitad de lo que había sentido con Juliana. Prefería alimentar un fantasma que lidiar con esto sola. Pero sin duda lo único que deseaba cada día era despertar bajo la luz de su mirada y cada noche era dormir a su lado, acercarse a ella porque estaba segura de que recordaba de memoria el camino a sus labios.

Pero no era posible. Y Juls lo había dejado claro.

Se levantó de la cama caminando hasta la ventana descorriendo las cortinas, dejando que el sol de la mañana le bañara el rostro y los brazos descubiertos. Mientras se estiraba para intentar destensar sus músculos.

Contesto un mensaje de su padre anunciándole la hora en que llegaría al aeropuerto y con la sola idea de tratar de alejar todos los recuerdos de su mente, tomo la ducha mas larga de su vida.

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Nunca pensó que algo así fuera tan complicado, había tantas cosas por hacer, tantos arreglos que hacer.

Blue NeighbourhoodWhere stories live. Discover now