Preludio (I): El Criado de XianLe

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Hola a todos!

Esto es solo un especial FengQin y recuerdos de Taizi Dianxia y el Trio de XianLe (por favor podemos fangireal con lo bello que se ve dianxia en el nuevo capitulo de hoy)

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Mu Qing era una persona simple.

Luego de tantos años siendo un respetado dios marcial, protector del Sureste, eso no había hecho que su esencia cambiara. Él se mantenía real. Siempre seria un joven de clase media baja de XianLe. Un tipo común y cualquiera que le gusta el té y el sol ardiente de verano, su casa limpia y por supuesto chismosear a hurtadillas con los oficiales medios acerca de los peores chismes de la Corte Celestial.

Estaba en su enorme palacio celestial descansando y cociendo con eterna paciencia cada una de las delicadas hebras de la seda de damasco mientras bebía una casa enorme de té negro y merendaba uvas verdes.

Mu Qing ya no trapea ni limpia. Tiene un montón de servidores que hacen eso por él, no tan bien ni tan profundo como él lo hace obviamente. Es por eso que cada vez que Feng Xin trata de avergonzarlo tirándole escopas, trapeadores, destapa canos y trapos, ni siquiera se altera, él ya ha superado todo eso.

El era antes eso, un criado o mejor dicho, el juguete favorito de Su Alteza Real.

En el pasado hace cientos de años, Mu Qing viviría avergonzado y humillado, limpiando pisos, arreglando camas y manteniendo la cabeza baja como el siervo que era. Era un hombre orgulloso, siempre lo fue. Paso mucho tiempo siendo un limpiador cualquiera del palacio hasta que un dia la Reina Real lo miro y le dijo: - tu eres un joven y diligente chico, tienes la misma edad que mi Hijo Real, ¿te gustaría ser su cortesano principal?

No podía rechazar aquel ofrecimiento, aun si lo quisiera. Ser el criado principal le brindaba millones de beneficios que en su infinita pobreza era casi incalculable. Primero la paga era cuantiosa, además que recibiría la misma educación que el príncipe y también, un trato privilegiado entre todos los esclavos.

Fue ese día cuando conoció a Xie Lian.

No es como si no lo hubiese visto antes, solo que jamás había tenido el derecho a hablarle. Siempre lo observaba, muy de lejos siempre con la cara embarrada de cenizas y las manos llenas de desinfectante, admirándolo.

A veces Xie Lian, un niño de diez años correría por el pasillo que acababa de trapear con los pies descalzo. A veces un Xie Lian de once años se le colaría a la cocina con la bestia de Qi Rong y le robaría silenciosamente la bandeja de galletas de miel que él acababa de sacar del horno y serviría en la cena. A veces un Xie Lian de doce años haría un maldito desastre en la armería, sacando todas las espaldas y tirándolas al suelo y forzando a los guardias a que se batan a duelo con él, aterrorizados de uno, golpear al príncipe; dos, de ser golpeados por el príncipe por no obedecerle.

Mu Qing no podría enojarse nunca. Era Su Alteza Real. Era la luz del mundo y el camino recto que todos los hombres debían de seguir.

Es por eso que cuando con tan solo quince años se convirtió en su criado personal, dentro de Mu Qing solo había sentido las cosquillas nerviosas más grandes de su vida.

La Bendición Oficial del Destino ❥ HuaLian ❥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora