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Desde hace un par de años, Louis trabaja en un restaurante bastante fino del centro de la ciudad

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Desde hace un par de años, Louis trabaja en un restaurante bastante fino del centro de la ciudad. Sirve a un montón de gente importante. Evidentemente, tiene que estar presentable, así que lava y plancha su uniforme todos los días, se peina cuidadosamente con una precisión casi milimétrica (ningún pelo fuera de sitio, dice su jefe) y se pone su anillo favorito (el único que tiene, en realidad) en el dedo. De oro con un rubí en el centro. Una herencia familiar que se pasa desde hace muchos, muchísimos años. Él espera tener un hijo al que se lo pueda pasar algún día, pero de momento está tan cerca de eso como de tocar la luna.

Hoy es un día tranquilo, nada nuevo. Louis entra a las seis a trabajar y empieza a colocar las mesas. Tenedor, cuchillo, plato, blah blah. Cuando todo está preparado y es hora de abrir, se coloca en su sitio, a la espera de atender a los clientes que vayan entrando. Nada nuevo.

Entonces lo ve a él. Tiene el pelo rizo, ordenado y precioso (a Louis le dan ganas de pasar las manos, para comprobar qué tan suave es). Va vestido con un traje que podría ser de Gucci. Flores adornan su chaqueta discretamente. Es un estampado, pero bien podrían ser reales. Sus manos, enormes, están llenas de joyas y con las uñas pintadas de negro, a juego con el traje. Ningún pendiente o collar a la vista.
Es guapísimo. Decir eso se queda corto, en realidad. Parece un modelo, un dios griego y una obra de arte, todo junto.

Louis está embobado. Lo mira fijamente. Él lo mira un segundo después, casi como si hubiera notado su presencia. Madre mía, que ojos tiene. Verdes, como esmeraldas (Louis quiere acercarse y perderse en ellos). Son, tranquilamente, los ojos más bonitos que ha visto en su vida. Y la persona más bonita, también.

Junto con sus acompañantes, aquel desconocido se sienta en la mesa y espera a ser atendido. Curiosamente, se sientan en la sección de Louis, pero este tarda un poco en reaccionar. Tiene que ir a atenderlos, pero sigue un poco atontado.

Sacude la cabeza y va a atenderlos. No puede desconcentrarse, por muy fascinante que sea aquel chico debe cumplir con su trabajo.

Se esfuerza y se esfuerza, intentando no prestar demasiada atención a aquel chico de pelo rizado. Cuando lo atiende mantiene una sonrisa formal y nota su mirada siguiéndolo a todas partes. No le da mucha importancia. Cuando por fin se aleja, puede darse el lujo de observarlo un rato largo.

No es hasta que la mesa termina que sucede lo imprevisto. El chico se acerca a Louis, que se pone tenso al instante. Le hace un gesto para que se acerque a un pasillo entre las cocinas y las mesas. Louis mira a los lados, como si pensara que se refiere a otra persona escondida detrás suya. Ve que no hay nadie, así que lo sigue.
Cuando están ambos al mismo nivel, el chico de los ojos verdes levanta la cabeza, con toda su altanería de niño rico, y con una voz grave y aterciopelada le pregunta:
"¿Te conozco?"

Reino rojo / Camren y Larry /Where stories live. Discover now