capítulo catorce.

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Había hablado con Daekmin, tuvimos una charla larga y a pesar que se había molestado porque no fui a contarle lo que había pasado en mi vida en estos días, me oyó cuando comencé a decirle todo. Desde la pelea que había tenido con Hyeon hasta el momento en específico en el que había conocido a Jungwoo. Me encargué de decirle donde me estaba quedando y que seguía asistiendo al colegio y Mark, quien había entrando en ese momento le confirmo que si estaba yendo a mis clases.

Si bien Daekmin no era tan viejo, a penas iba en sus treinta y seis, lo consideraba como un padre y un hermano, un amigo cercano. Pero nunca me había gustado preocupar de más a la gente que quería y mucho menos que ellos lidiaran con mis problemas, por lo que solo me encogí de hombros cuando un regaño de su parte por no acudir a él en esos momentos, abandonó sus labios. Aun así y después de tener aquella extensa plática mientras el susodicho hacía el inventario del negocio, quedamos en que por supuesto me iba a dar un puesto de trabajo en la caja registradora, eso era mucho mejor de lo que esperaba.

Y no era como que limpiar los suelos fuese un mal trabajo, al fin y al cabo me iban a dar mi pago, pero estar detrás de la caja registradora era mucho mejor. 

— Entonces mañana saliendo del instituto volveré. —anuncié tomando mi bolso de una de las mesas, el local estaba cerrado aún por lo que no había gente— ¿Qué debo vestir?

— Ropa negra, de preferencia. —comentó el hombre castaño colocando el paño sobre su hombro— Jeans, te daré la camiseta el negocio mañana.

— Bien, entonces nos vemos. —acepté sonriendo.

— ¡Nos vemos mañana! —se despidió efusivo Mark, sonriéndome del fondo del local.

— ¡No llegues tarde! —terminó por gritar el mayor.

— No lo haré. —concluí dirigiéndome a la puerta de vidrio— ¡Nos vemos!

Al salir la brisa movió los cabellos que habían salido de mi coleta, emprendí rumbo al departamento pensando en como iba a iniciar el trabajo de lenguas que tenía que entregar para mañana mismo y en lo que comería, tenía hambre a pesar que me había robado unas papas de los estantes de Daekmin, así que al llegar lo que haría primero sería preparar algún sándwich o algo parecido. 

Unas calles más adelante, cuando pasaba frente a una de las tiendas de conveniencia en donde solía comprar mis cigarrillos, el teléfono que mantenía en el bolsillo de mi chaqueta escolar resonó indicando el inicio de una llamada. Lo saqué con una de mis manos y a la expectativa miré la pantalla buscando al remitente; mis cejas se elevaron con cuestionamiento cuando el nombre Hyeon se iluminó en la pantalla y frunciendo el ceño seguidamente, deslicé el dedo para colgar la misma. Si era algo importante, entonces volvería a llamar, aunque conociendo a aquella mujer hasta la mínima cosa representaba un escandalo para ella.

Para mi sorpresa, otra llamada entró al celular y con el mismo remitente que la anterior, por lo que aguantando un suspiro, frunciendo los labios y dejando que sonase algunos tonos más, atendí llevándome el aparto a la oreja mientras miraba a ambos lados de la calle con la intensión de cruzar la misma. La voz de mi tutora legal pronto hico acto de presencia a través de la línea y aunque no tenía aquel tono fastidioso y chillón que tanto me repugnaba, me fue inevitable rodar los ojos con evidente fastidio.

No me agradaba y no me iba a agradar nunca, estaba dicho.

— ¿Qué pasa? —pregunté después de escucharla saludar— ¿Qué quieres ahora?

— Un saludo no vendría mal para ninguna de las dos. —murmuró en tono suave antes de agregar— No es nada malo, no te preocupes por eso.

— Vale, ¿Entonces? —apresuré, ya comenzaba a desesperarme.

𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐘𝐎𝐔. ━ Jungwoo. ✓ (EDICIÓN)Where stories live. Discover now