entre hermanos

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"Asalto"

Los gemelos se encontraban respectivamente en sus sitios, uno alado del otro, esperando que terminarán las tediosas clases, pero realmente solo uno pensaba que eran tediosas

ー ¿A qué maldita hora termina la clase...?— recostado en su propia mesa, con sus brazos como almohadas, con tanta pesadez que parecía que sus huesos estaban derretidos en la mesa color caqui.

ー a las 4:00pmー contestó su hermano en voz baja pues en cambio a su hermano no quería que lo regañaran por hablar en clase.

El gemelo mayor soltó un suspiro largo y pesado expresando así su pesadez desilusión por las clases tan largas, en su reloj de su muñeca marcaba claramente que era las 3:40pm por lo que aún faltaban 20 largos, tediosos y aburridos minutos para  poder salir de aquella clase infernal, este no se molestó en prestar atención, pues realmente no creía que saber como era que Japón perdió una guerra contra países le serviría de algo en la vida diaria. Pasaron muy lentos he insoportables esos 20 minutos en los cuales Nahoya se había quedado dormido y su hermano se mantenía con la mirada en la clase, el sabrá si ponía atención o solo pensaba en la comida que prepararían el junto al dormido de su hermano. Una vez  sonó aquella campana que daba por terminada la clase y el profesor se retiró, dejando tarea para aquel fin de semana, los gemelos empezaron a guardar sus cosas tan rápido como les era posible, claro que Nahoya terminó ayudando a su hermano pues su mano enyesada no lo dejaba funcionar correctamente

ー Espere por el viernes desde el inicio de semanaーsonrío ampliamente, una vez había guardado todas sus cosas y ayudado a su hermano con las suyasー hoy no hay junta y tampoco tenemos que hacer nada, perfecto para una tarde de películas, ¿que dices Sou Sou?— Para este punto los dos hermanos se encontraban en el pasillo de la escuela, recorriéndolo para llegar a la salida, este mismo llevaba ambas mochilas pues no quería que su hermano se esforzara de más, ya habían tenido suficiente con el regalo de su mamá por haberse "lastimado" en su moto.

ー podemos pasar a la tienda a comprar algunos dulcesー dijo el pequeño siguiendo la idea de el mayor, le gustaba esas tardes junto a su hermano, aparte de serlo era como si fueran mejores amigos así que era reconfortante para él estar con su hermano.

ー oh, y comprar algunos dulces picantesー ya se encontraban casi en la salida, los dos habían notado algo solos los pasillos pero no les importaba.

Ya estaban quitándose los zapatos que usaban en sus clases para ponerse los de la calle hasta que se percataron como es que muchas chicas salían algo apresuradas por la salida como si una selebridad estuviera afuera de la escuela, los dos se miraron y voltearon los ojos, no les molestaba pero era fastidioso salir con tanta multitud, eso era lo que les molestaba en realidad, no eran fan de algún artista o tenían una obsesión con algún cantante entonces no entendían la conmoción y la euforia de la gente, salieron como pudieron

ー ¡¿Pero qué mierda creen que hacen? Muévanse! ーEl chico de cabellos naranjo empujaba a las chicas para poder abrirle paso a su hermano el cual se disculpaba por los dos.

Sonrieron victoriosos por casi cruzar a todas las chicas pero justo cuando iban a a salir de aquel montón de gente sintieron como los agarraron del cuello de su camisa, pareándolos en seco

ー justo a los algodones que buscábamosー Souta y Nahoya voltearon a verse, las personas que los sujetaba eran nada más y nada menos que los hermanos Haitani.

Ellos conocían perfectamente quiénes eran, eran reconocidos en el mundo de la moda por su estatus económico de su familia y en el mundo criminal por su fama de masoquistas, con clara falta de afecto. Fruncieron el ceño fruncido a los dos pues ahora estaban siendo el centro de atención, cosa que no querían para nada, intentaron soltarse de aquel agarré que mantenían aquellos muchachos glamorosos. Tan rápido como un parpadeo fueron atragantados entre la multitud y ellos hasta llegar a un coche, aún sin reaccionar las puertas de aquel vehículo se habían cerrado quedando atrapados con aquellos lunáticos, los cuales los habían sentado en sus piernas para evitar que se movieran