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Jay esquivó un gancho hacia su rostro con tanta facilidad que su manager y su compañero de prácticas aclamaron con admiración, siendo un muy grato aliciente para su ego

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Jay esquivó un gancho hacia su rostro con tanta facilidad que su manager y su compañero de prácticas aclamaron con admiración, siendo un muy grato aliciente para su ego.

Ese día era jueves, por lo que la pelea estaba a la vuelta de la esquina, ya haciéndole ruido en la cabeza. Nishimura Ri-Ki era un boxeador extraordinario, lo sabía de primera mano, ya que, a pesar de ser la primera vez que ambos estarían juntos en un cuadrilátero para enfrentarse, los dos fueron juntos a la UNDS. Así que, ya tenía una idea de cómo era su técnica. Incluso se dio la tarea de buscar en internet algunas de sus competencias actuales, para un poco de investigación personal, encontrando que había pulido sus tácticas muy bien. Ahora se veía más prolijo, más hábil y, por supuesto, más fuerte.

Normalmente, no tendría miedo de quien sea con quien fuera a pelear, pero vamos, estaba un poquito asustado.

Es decir, no iba a altercarse con cualquiera, ¡era Nishimura Ri-Ki! Un tipo que, incluso en su juventud, ya cargaba con un perfecto six en su abdomen, con el tamaño de un melón en sus brazos y con el poder de partir una sandía a la mitad usando sólo sus manos. Recordaba que nadie se metía con él durante la universidad porque nadie quería exponerse a uno de sus golpes, a pesar de que era un chico calmado y muy dulce que muy pocas veces se enojaba, cuando lo hacía asustaba de sobremanera. Era un profesional, no importaba si fueron amigos en un pasado, ahí arriba, en la mira de un montón de fanáticos, serían enemigos. Normal era el sentirse aterrado. El hombre era apenas seis meses mayor que él y sus biceps actuales se veían del tamaño de su cabeza. Si no llegaba a avivarse a tiempo, Ri-Ki podría romperle los huesos con un chasquido de dedos, a lo Thanos.

Tomando en cuenta toda la masa corporal y habilidad en desventaja, no tenía muchas esperanzas, honestamente.

Pero daría todo de sí mismo, porque Jungwon estaría ahí. Quería verse cool por el menor, lucir como si no tuviera ninguna preocupación ahí arriba, como si fuera el rey del box por un momento. Como si fuera la primera vez que el menor lo veía pelear en persona. Solo quería que Jungwon pensara que era genial y que tenía al mejor campeón como novio. Quién sabe. Era como si quisiera que lo viera atractivo, de alguna forma. Era extraño, no podia explicar ni saber con exactitud ese sentimiento de determinación por ganar fuese como fuere esa pelea, solo por saber que su novio estaría ahí. A Jungwon ni siquiera le gustaba verlo pelear en cuadrilátero, había expresado miles de veces antes lo mucho que odiaba ver cómo lo llenaban de cardenales por todas partes solo por entretenimiento público para fanáticos de los deportes salvajes. Pero a pesar de ello, siempre era el primero en apoyarle y cuidar de él.

Su pecho se sintió calentito al pensar en él. Fue un sentimiento tan lindo que no pudo evitar la sonrisa bobalicona que se dibujó en sus labios, tampoco evitó ese pigmento rojizo en sus orejas. Minseok le miró atento, sonriendo en complicidad al notar los destellos en sus castaños ojos; Jay se veía tan ensimismado en pensar, seguramente, en su chico, que había descuidado la fuerza de sus golpes, toda su concentración dirigiéndose hacia un solo lugar más allá de entrenar. Pero no le dijo nada, no lo hizo porque era en verdad grato verlo tan contento.

𝑰𝑵 【ଓ】 ʲᵃʸʷᵒⁿ ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜᶦᵒ́ⁿ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora