Cap. 22 Distancia

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Después de esa cena, la situación entre los tres amigos se vuelve un poco tensa. Entre unas cosas y otras, no consiguen pasar casi tiempo juntos, algo que los tres agradecen, pues hay determinados temas que se han convertido en tabúes para ellos, lo que resulta bastante incómodo, ya que no estaban acostumbrados a ello.

A los pocos días, a Cooper le surge un imprevisto que le obliga a regresar a Los Ángeles antes de lo planeado, así que le propone a Emy que le acompañe, aunque todavía no sea para instalarse definitivamente. 

Por su parte, Sandra le propone a Oliver hacer una escapada de fin de semana, aprovechando dos noches de hotel que le ha tocado en un sorteo organizado por su centro de estética. 

Y a Alan le invitan a un congreso de prosa y poesía, donde puede hacer interesantes contactos profesionales.

Los tres comparten sus planes para ese fin de semana mientras cenan.

—Cooper me ha invitado a irme con él a Los Ángeles mañana —empieza diciendo Emy—: Será por unos días...

—A mí me han invitado a un congreso de literatura este fin de semana —sigue Alan.

—Pues a Sandra le ha tocado un fin de semana en un sorteo y me ha invitado a ir con ella —dice Oliver.

Y los tres se quedan en silencio, cada uno con la mirada puesta en su respectivo plato. Los minutos siguen pasando, sin que a ninguno se le ocurra nada más que decir. 

Ninguno había tomado todavía la decisión de aceptar las invitaciones, pero el hecho de que cada uno de ellos haya manifestado sus posibles planes para ese fin de semana, hace que los tres acepten.

Mientras recogen los platos de la cena, Alan dice:

—Yo vuelvo el domingo por la tarde, ¿vosotros?

—Yo también —dice Oliver.

—Yo el viernes que viene. Estaré fuera toda la semana —comenta Emy.

—Pues, sí que ha sido casualidad, ¿no? —pregunta Alan.

—¡Vaya que sí! —dice Emy—: ¡Menuda casualidad! Cooper vendrá a recogerme a las 6 de la mañana para ir al aeropuerto. ¿A qué hora saldréis vosotros?

—Yo saldré pronto, también. Voy a ir en coche y quiero llegar a la charla que ofrece el último ganador del Premio Planeta.

—¿Dónde es el congreso, Alan? —pregunta Emy.

—Cerca de Andorra, unas cuatro horas de camino. ¿Y tú dónde vas, Oliver?

—No lo sé. Es un spa, pero no sé dónde. Me da igual, la verdad —contesta, con cierto desdén.

Vuelven a quedarse en silencio y es Oliver quien lo rompe diciendo que se va a la cama y les desea a sus amigos que tengan un buen viaje. Se queda con las ganas de saber dónde va a alojarse Emy, aunque supone que será en casa de Cooper, por lo que casi prefiere quedarse con la duda. 

Emy también se va a su habitación para preparar la maleta e intentar dormirse, ya que al día siguiente tiene que madrugar, aun sabiendo que probablemente no consiga conciliar el sueño.

Alan se queda un rato viendo la tele, pero tampoco tarda mucho en acostarse.

Al día siguiente, Emy sale de su habitación, levantando la maleta para que el sonido de las ruedas no despierte a sus amigos, pero ambos están ya despiertos. Alan, porque se ha puesto el despertador a esa misma hora, y Oliver porque prácticamente no ha podido pegar ojo en toda la noche.

Tiene una extraña sensación en el estómago, que no sabe identificar. Podrían ser nervios o, como él piensa, cierto remordimiento, algo que le ocurre cuando le quedan palabras por decir. Y eso mismo le había pasado esa noche.

Tres no son multitud, ¿o sí?Where stories live. Discover now